
En el periódico catalán ‘Levante‘ (¡Vaya cabecera de memoria histórica franquista, denigrante para los valencianos!), además de progres autocomplacientes y colaboracionistas de la catalanización, tienen a un eufórico espadón de guardia: el millonario por la lengua Josep Lacreu, matarife encargado de despellejar meticulosamente cualquier palabra o morfología condenada por el Institut de Estudis Catalans y su mascota AVLL. Hoy, además de la habitual banalidad para popularizar el topónimo Benitachell en catalán: “Benitatxell, orgullosos de ser de pueblo desde la cuna… bla, bla, bla», el diario se cisca sobre el valenciano ‘plantá’, sea en función de sustantivo o participio:
«Però, per als valencians, especialment els de la ciutat de València i dels pobles dels voltants, la «plantada» —i sobretot la «plantà», que és la forma habitual de pronunciar esta paraula col·loquialment— és per antonomàsia l’acció de plantar una falla…» (Levante, 16/ 03/ 2019)
La estrategia de estos fatuos colaboracionistas es infamar a los supuestamente incultos habitantes de la ciudad de Valencia (que él escribe en catalán, València, tal como se pronuncia en Barcelona) y poblaciones contaminadas por la malvada urbe. Quien lee inocentemente esta prensa catalana llegará a la conclusión de que la ciudad de Valencia es la enemiga y destructora del idioma valenciano. ¡Ah, perdón, perdón, olvidaba que el cabo de guardia Lacreu no llama idioma al valenciano; mil perdones, mi cabo!. Otra arma que no les falla es tildar de coloquial una morfología, vocablo o construcción sintáctica. Ahí dan en el clavo. Todo tiquismiquis quiere aparentar dominio del nivel culto del idioma, así que nada de coloquial, ¡caca, caca!. Pero, si este conocido depredador del valenciano nos da un consejo, ¿no hay que, por lo menos, sumergirlo en salfumán? Por supuesto. Lacreu oculta que en los idiomas se producen mutaciones morfológicas, generalmente por apócope, aféresis, síncopa, metátesis, metafonías diacrónicas, etc. La grafía ‘plantada’, por ejemplo, era común a las románicas peninsulares; así el prior del monasterio de Santo Toribio de Liébana, la usaba en el titubeante castellano coetáneo de Sent Vicent Ferrer:
«quantos esta carta vieren commo yo, Iohan Ruys, prior del monesterio de Santo Toribio, e connosco que por faser merçed a vos… e a vuestra muger Iohana Ferrandes… que yo, el dicho prior, avia dado… que ha por llinderos: de suso, prestamo que lievan… et de yuso… qual dicha tierra esta agora della plantada vinna …de anbas partes…; et mas la vinna… de Diego del Foyo» (Colección diplomática de Santo Toríbio de Liébana, año 1389)
Como se aprecia en la carta, el castellano o español fue modificando grafías y abandonando voces convertidas hoy en arcaismos, es decir, material para paleógrafos. El prior de Liébana no conocía la ñ (vinna) y la f– etimológica de foyo no había enmudecido y transformado en la h- de hoyo. Lo que si perduró es la morfología de plantada, igual que sucedió en catalán; pero en valenciano, por desgaste o acomodación, se produjo un cambió fundamental que lo singularizaba aún más respecto al castellano y catalán: era la apócope en tornada, vesprada, plantada, vegada, aplegada…; morfología que también era o fue castellana: «pague de pena por cada vegada seyscientos mrs» (Ordenanzas antiguas del vino en Guadalajara, 1463); «desta vegada tengo de quedar libre» (Cervantes: Entremés del juez de los divorcios, 1615); «quanto entendiere que tardará en la yda y estada e tornada» (Ordenamiento de las Cortes de Toledo, año 1480); etc. El idioma valenciano, como podemos comprobar en el ‘Diccionari Históric del Valenciá Modern 2019’, asimiló a todos los niveles del lenguaje las grafías con apócope de ciertos sustantivos y participios pasivos. En 1894, el archivero José Nebot, que había estudiado en Barcelona y conocía el percal, recogía esta característica del valenciano moderno:
“los participios… los femeninos en ada, el pueblo ha suprimido la última sílaba, y ya no se dice cansada, sino cansá, en toda la extensión de las tres provincias, salvo en muy contadas poblaciones que quizá sean las fronterizas a las comarcas que hablan castellano (…) no sólo con los participios femeninos, sino con toda clase de voces sean sustantivos o adjetivos, pues decimos troná, galtá, casá, etc.” (Nebot: Gram. valenciana, 1894)
También el filólogo Fullana, hace más de un siglo, recordaba:
«participis… en els femenins en tema en a, ada es contrau en a. Esta contracció es hui en día d’un us general» (Fullana, Lluis: Gramática, 1915, p.159)
Es decir, no sólo era la pronunciación de “plantá”, sino su plasmación escrita y de uso general por todo el Reino, algó que el expansionismo de Prat de la Riba, Jaume Massó, Pompeu Fabra y el Institut d’Estudos Catalans tratarían de impedir. El académico Fullana sufrió presiones y, también, tentaciones y ofertas del catalanismo para que imitara al rebaño de floralistas valencianos que, prostituyendo su lengua, limosneaban coronetes de llorer por Barcelona. Pasado más de un siglo, en 2019, la situación es dramática; está en el poder la extrema derecha que, bajo el camuflaje de progres y cultos, hacen el trabajo sucio de catalanizar valencianos… a muy buen precio. Si nosotros decimos y escribimos, por ejemplo, la “Plantá de la Falla”, no es por no poder escribir “la Plantada de la Falla” como en castellano y catalán; es por respeto al idioma valenciano que nos dejaron nuestros antepasados, que lo siguieron usando y lo modificáron poco a poco a través de los siglos… y sin coacciones de colaboracionistas mentirosos como Lacreu. El fascismo catalanista del autoodio, además de culpabilizar siempre a la ciudad de Valencia, emplea lo que considera un factor disuasorio que ha calado: decir que los andaluces también emplean apócope en participios femeninos, ¿y qué? También podemos alegar que los catalanes coinciden con los castellanos en la citada terminación -ada. Es su problema.
¿Influencia andaluza por la apócope de –ada? Imposible. A mediados del siglo XIX era anécdótica la presencia de un andaluz en los barrios de Valencia, igual que la de un gallego o catalán. En 1851 el Reino de Valencia no había recibido la oleada de andaluces que llegaría un siglo después. Como evolución propia, los lexicógrafos ya recogían esta característica que, lógicamente, tendría siglos de existencia en las poblaciones valencianas de mayor pureza etnolingüistica. Aquí tenemos testimonios de esta singularidad del valenciano moderno, el nuestro, el que tenemos que defender de los anexionistas profesionales como Lacreu:
“plantá: plantada” (Escrig: Dicc. 1851)
Y un detalle clarificador es su presencia en la traducción al valenciano de los ‘Aforismes catalans’:
“d’abres de riu la plantá / no fases en secá (…) y en gran plantá / que s’allargue no…” (Aforismes rurals, traduits al valenciá, any 1853)
En fin, la morfología “plantá” no era sólo de la ciudad de Valencia, como sugiere el cabo de guardia del Levante, el ladino Lacreu, sino del todo el Reino y de todos los valencianos, salvo los que viven o son víctimas de la extrema derecha catalanista:
“a tu te deixá plantá” (Colom: Lo que fa la roba, Castelló, 1875)
“fer una trasplantá de gobernaors” (El Canari, volá 1ª, Castelló, 1883)
“la beata plantá´n trenta,/ y el flare´n feu trentaú” (Gadea: Ensisam, 1891)
“una chica ben plantá / que li dihuen…” (Semanari El Cullerot, Alacant, 9 d’octubre 1898)
“fer la plantá”, d’arrós” (Torre, J.: La llangosta, Castelló, 1928)
“plantá en el carrer de…” (Llibret Foguera Alfonso el Sabio, Alacant, 1932,)
“está plantá la foguera” (Foguera Gabriel Miró, Alacant, 1942)
“hui es la nit de la plantá” (Llibret Méndez Núñez, Alacant, 1944)
“en la nit de la plantá / coca en tonyina” (Llibret Foguera Séneca, Alacant, 1944)
“plantá de la foguera” (Libret Foguera Pérez Galdós, Alacant, 1948)
“la nit de la plantá… el sopar baix lo braç” (Llibret Foguera Hernán Cortés, Alacant, 1960)
“y li nugava yo les esperdenyes / ¡Y deixarme plantá el…!” (Liern: Telémaco en l’Albufera, 1868)
“ahon tenía plantá la figuera” (El Bou solt, 1877)
“la plantá de les falles” (Fuster, L.: El nano de la falla, 1894)
“terra ahon tinc plantá la safanoria, el cacau…” (Fink Rees, E.: La millonaria, 1918)
“la Plantá” (El Fallero, març, 1921)
“atres vint per la birbá, y deu per la plantá”, d’arrós (Serrano: Voreta de l´Albufera, 1928)
“la Nit de la Plantá” (G., J.: En la Nit de la Plantá, 1933)
“en la nit de la plantá” (Vivó, M.: Revista Concurs Faller, març 1948), etc.
Al tener en plantilla la Generalidad y organismos parásitos un ejército de miles de inmersores, cuyo único cometido es catalanizar, continuamente inventan actividades para incrustarnos la lengua del IEC. Así , en este mismo periódico llevan la noticia sobre la «Rata Penada, el himno ‘heavy’ para el Centenario del Valencia CF» (Levante, 16/ 03/ 2019). Es otra vileza. Todos los valencianos libres decimos, en valenciano moderno, rat penat y rata pená:
“rata pená” (Pla y Costa, J.: Ms. Dicc. valenciano, c.1850)
“rat penat, lo mismo que rata pená” (Escrig: Dicc. 1887)
“una rata pená” (El Cullerot, Alacant, 3 de giner 1897)
Aunque, es evidente, que a los espadones que viven de la catalanización sólo se les haría entrar en razón si un partido político, que no fueran los corruptos del PP, PSOE, Compromís y Ciudadanos, que nos han destruido, tuviera algo de poder y les hiciera devolver lo cobrado por prevaricar y enseñar catalán, no valenciano. Esto es la tiranía del autoodio a lo valenciano y español. Según los medios de comunicació del Régimen, sólo son demócratas, liberales tolerantes, cultos y progresistas los que luchan por Cataluña y su expansión hasta Orihuela. Los demás somos fachas y, alguno como servidor, terroriste blaver.
N.B. En la misma ed. digital del diario Levante de hoy, leo esta catalanada de juzgado de guardia: “Al llarg dels segles… de nombroses” (Levante, 16/ 03/2019). Que en valenciano moderno sería: “A lo llarc del sigles XIX y XX… de numeroses”. Por ejemplo, el cronista de Valencia Ortí Mayor, escribía: “sempre es primer lo curt / pera aplegar a lo llarch” (BSM, Orti Mayor, J. Vicent: Relació dels bultos, jagants y nanos, 1743); y Maximiliá Thous, cuando aún no estaba catalanizado: “a lo llarc de les costes” (Thous, M.: ¡Esquirols!, 1914). Esta construcción morfosintáctica que no era sólo de la malvada ciudad de Valencia, que diría Lacreu: “tot lo llarc que era” (El Cullerot, Alacant, 5 d’octubre 1884); “y cau tot lo llarc qu’es” (Torre, J. Mª de la: La llangosta, en Castelló, 2 de juny de 1928), etc.