A tres días del 26M, el diario catalán Levante sigue con su miserable tarea de erosionar valencianos y convertirnos en súbditos de la Gran Cataluña. La mente del lector es zarandeada con artículos de colaboracionistas ancianos y jóvenes que usan el catalán y, en consecuencia, la mayoría supone que son personas honestas que defienden el valenciano. También ayuda al engaño el humor de los bufones modernos. El titán ario, el de la raza catalana, necesita la burla hacia el enemigo inferior; y aquí entran los serviciales ortifus de turno con referencias biológicas sobre el deficiente cerebro de los nacionalistas españoles; pues los nacionalistas catalanes son admirables, progresistas y merecedores de todo respeto y apoyo incondicional.
Hay tanta bazofia recubierta de purpurina en la páginas del Levante que cuesta elegir. Así , como si fuera vocablo de Ausias March o de Escalante, aparece ‘assembleària‘ entre la sintaxis fabriana de la noticia: “Una comèdia ‘assembleària‘…” (Levante, 22/05/2019).
La palabra ‘asamblea’, en su significado moderno, aparece en el siglo XVIII como una corrupción morfológica alejada del étimo latino vulgar ‘assimulare‘. Cada idioma aceptó la variable correspondiente, que abarcaba desde el francés assemblea (de donde lo tomaría el catalán), al criollo haitiano asanble, el albanés asamble, el rumano asamblare y el valenciano asamblea y su derivado asambleari. Nosotros, desde el citado Siglo de las Luces, incorporamos libremente a la lengua valenciana la voz asamblea, asamblees; no la que difunde el periódico catalán:
“es formen asamblees” (Baoro el Rochet de Alcáser, pasa corrent per Picasent…, Tortosa, c. 1790)
“se armá pichor asamblea que…” (En obsequi dels Voluntaris Honrats del Reyne, 1794)
“samblea: asamblea” (Escrig: Dicc. 1851)
“asamblea: junta o reunión de personas para algún fin” (Escrig: Dicc. 1887, p.1220)
“el motiu d’ esta asamblea” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig, 1896)
“aná a la asamblea, ahon una ma criminal li…” (El Cullerot, Alacant, 28 de febrer 1897)
“heu diu esta asamblea” (Gadea: Burrimaquia alicantina, 1904)
“reunides en famosa asamblea… totes les divinitats que…” (La Troná, 19 de giner 1913)
“¿Cuant convoca a asamblea?” (La Traca, 23 agost 1913)
“no pogué ferse oir en l’asamblea” (Thous, Maximiliá: ¡Esquirols!, 1914)
“asamblees universitaries” (Gadea: Tipos, III)
Cualquier noticia insustancial es aprovechada por los colaboracionistas para difundir el idioma invasivo (Levante, 22/05/2019)
Estaba tan arraigada la voz en el 1700 que los derivados, incluidos los paródicos, aparecen en la lengua: “un compost de asambleos” (En obsequi dels Voluntaris Honrats del Reyne,1794, p. 3)
Cada idioma tiene su particular corrupción del étimo, excepto el valenciano. El fascismo expansionista catalán nos prohibe usar el léxico de nuestros antepasados, salvo que coincida con el catalán. Los albaneses, por ejemplo, tienen en su idioma la morfología asamble, y nadie se avergüenza de ello ni ninguna academia tipo Pujol-Zaplana, como la parásita AVL, les persigue e impide estudiar o ser funcionario, o se burla de su cerebro nacionalista albanés.