¿Perdemos un tornillo si, en tiempo de coronavirus, dedicamos unas líneas a este tema? Quizá, pero todos, en más de una ocasión, nos ha despertado la curiosidad sobre el origen de algún modismo, frase hecha o locución. Así, los populares ‘perder un tornillo’, ‘te falta un tornillo’, ‘se te ha caído un tornillo’, “perdérsele a uno un tornillo”, “aflojársele a uno un tornillo” o «tener un tornillo flojo» todavía ofrecen dudas sobre la procedencia. Con más voluntad que documentación, en Internet se repiten explicaciones ambigua:
«Algunos historiadores se atreven a afirmar que esta expresión se mencionó por primera vez al iniciarse la revolución industrial del siglo XVIII. En esta época, las máquinas comenzaban a formar parte de la vida y muchas de las personas que las utilizaban desconocían su funcionamiento. Es por este motivo que asumían que la falta de una pequeña pieza (tornillo) podía causar el mal funcionamiento» (Prototipo de texto en Internet sobre ‘perder un tornillo‘)