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La ‘Mocaorá’ y la caída de la -d- intervocálica

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mocaora
«Hasta el Sol li fa a la Lluna / la mocaorá oportuna» (Almela y Vives: Auca, bunyol o pastís del día de Sent Donís, dibuix de Vercher, any 1921)

Es una de las primeras medidas aplicadas en la inmersión: afear y recriminar al niño que escriba y pronuncie voces en valenciano sin la -d- intervocálica, como ‘mocaorá». Lo ridiculizan y comparan con los andaluces (ya saben, raza perezosa e inferior para los arios catalanes); y también le enseñan a decir ‘pobresa’, ‘riquesa’, ‘altesa’, ‘bellesa’… como los andaluces. En este caso no se le hace mofa y befa, pues es normativo catalán. Así es la vara de medir del catalanismo parásito.

El criterio para censurar esta elisión consonántica se rige por normas castellanas y catalanas, obviando que filólogos como Lluis Fullana consideraron correcta esta realidad generalizada: «les paraules planes terminaes en (…) les oracions subordinaes» (Fullana: Gram. valenciana, 1915, pp. 50, 249). Los idiomas se singularizan de otros por aceptar innovaciones que en un principio se consideraban vulgares; mas el respeto al pueblo que las había aceptado y generalizado triunfaba sobre la arbitrariedad de los ‘profesionales’, poseedores de la única verdad lingüística y que, en ocasiones, actuaban hinchados de soberbia.

Así sucedió con Marco Antonio de Orellana, nacido en 1731 en una familia de extremeños. Ejerció de abogado por Madrid y Cádiz y, al regresar a Valencia hacia 1780, se dedicó compulsivamente a escribir ensayos y obras eruditas; pero, quizá acomplejado por su origen, caía en la vanidad de querer demostrar que conocía el valenciano «muy culto», no el que hablaba el pueblo. La artificiosidad de su prosa aparece en morfologías estrambóticas en 1795; p. ej., utiliza la s- líquida de manuscritos medievales: «spanyola… specificació… squena» (Orellana: Cat. dels pardals, 1795, pp. 10, 11, 12). La inclusión de grupos consonánticos con -th- o -tx- era algo que impactaba al pueblo, de ahí que el pedante escribiera «ethimologia» (ib. p.11) aunque, paradójicamente, no fuera ni siquiera grafía etimológica, al proceder de «etymologĭa» (en el 1400, teníamos «etimologia» en Sent Vicent Ferrer). El ciudadano, carente de réplica ante estos alardes de ego, quedaba perplejo o incluso trataba de imitar el disparate para que se le considerara culto.

La actual persecución de la pérdida de la -d- se basa en la emulación de lenguas vecinas, unida al complejo de inferioridad del valenciano medio. Así, en el estudio sobre «Mantenimiento y elisión de la /d/ intervocálica en el español de Valencia», comprobamos que el valenciano ya no existe para los universitarios cocinados a fuego lento por la inmersión:

«En esta investigación se analiza el estado actual del proceso de mantenimiento y elisión de la /d/ intervocálica en el español de Valencia. Se trata de una comunidad de habla bilingüe, donde el contacto lingüístico con el catalán frena el proceso de elisión»1

Estos filólogos suponen muerto y enterrado aquel idioma que admiraron Cervantes, Azorín o Unamuno. El anatema contra la elisión de la dental sonora se refuerza con prejuicios cercanos al racismo (comparación despectiva con andaluces). Es un hecho que, siempre con criterios del catalán y castellano, en la enseñanza se avergüenza y se suspende al alumno que mantiene la elisión y apócope del valenciano moderno. Se olvida que si no se aceptaran innovaciones generalizadas en las lenguas, estaríamos hablando el latín de Séneca. Muchos valencianistas, temerosos, siguen el consejo del enemigo y pronuncian o escriben artificiosamente «vesprada», «tornada» o «entrada», en un error inducido por cobardía e ignorancia. Hacia 1950, en mi círculo de familiares y vecinos, todos valencianohablantes, se pronunciaba y diferenciaba automáticamente sin ningún tipo de problema el español «entrada» y el valenciano «entrá», como sucedía con el valenciano escrito, salvo floralistas y émulos. La apócope estaba arraigada en todos los niveles del valenciano:

entrá: entrada” (Escrig: Dicc. 1851)

“la entrá de la cuina” (G. Capilla: Una nugolá d’estiu, 1851, p. 5)

“porta de entrá” (Palanca, F.: Llágrimes de una femella, 1859, p.2)

entrá de la cova” (Bellver, Blay: La creu del matrimoni, 1866, p.13)

“en la porta del carrer y no dins de la entrá” (El Cullerot, Alacant, 14/ 11/ 1897, p.3)

La política, no la lingüística, rige actualmente la prohibición del valenciano. Ningún académico de la AVL discrepará de lo dictado por el IEC de Barcelona, y nadie esperará que publiquen ensayos defendiendo singularidades del valenciano moderno, ni siquiera incidirán en que la supresión de la -d- intervocálica no afecta a la comprensión semántica, y que supone otra marca o isoglosa singularizadora de la lengua valenciana moderna.

Los predicadores y la morfología «pobresa»

La elisión consonántica es un mecanismo natural de evolución y construcción idiomática; p.ej. al cast. «pobreza» y andaluz y catalán «pobresa» se opone el val. «pobrea«, con desaparición de -s- intervocálica, hecho singular que la inmersión trata de elininar; aunque el catalán Bonllabi, en 1521, la usó en la traducción del mallorquín-provenzal del Blanquerna al valenciano: «lo canonge de pobrea«. El traductor, fiel al encargo, conocía esta característica clásica:

pobrea en tant que…” (Puig, J.: Conf. aldees del Castell de Morella, doc. 10 /06 / 1388)

“molts havem vist que en pobrea…” (Esteve: Liber, 1472)

“fam… e pobrea” (Vida de St. Honorat, 1495)

“portarás la pobrea” (Roiç de Corella: Lo Primer del Cartoxá, 1496)

“de fret e pobrea” (Villena, Isabel: Vita Christi, 1497)

La forma perdura en el val. moderno: “miseria y pobrea” (Torre, J.: La llangosta, estrená en Castelló, 1928, p. 12). Respecto a la grafía en -esa , marca de andalucismo y catalanismo, decía Corominas en catalán: «pobrea… avui, gràcies als predicadors etc., la forma en -esa a despeses de la variante en -ea s’ha estès bastant per terra valenciana» (DECLLC, VI, p.628). Es curioso que la pérdida de -s- , al suceder en el 1300, tiene una legitimidad que no se nos concede a los valencianos del 1900 con la supresión de la dental sonora -d-.

La ‘Mocaorá’ del valenciano moderno, y la ‘Mocadorada’ de la inmersión… y del diccionario de la RACV

Un sustantivo que puede servirnos de paradigma es «mocaor«, prohibido por la inmersión y valencianistas ‘del qué dirán’. De latín muccus surgieron derivados como mocar y mocador, ambos comunes en el pasado al valenciano, castellano y catalán.

Por gozar de la ocasion,

Don Rodrigo de Vivar…,

De plata los cabos son,

Pendiente lleva del cinto

Un doblado mocador:

Zapatos lleva de seda

De un amarillo color

(Anónimo: Romancero general, Madrid, 1851)

«mocador: el lienzo con que se limpian las narices» (Dicc. de la lengua castellana, año 1734)

Como sabemos, el valenciano moderno se diferenció de otras románicas por léxico, sintaxis y evoluciones morfológicas como la caída de la -d- intervocálica, proceso que tardaría en plasmarse en la imprenta por obstaculizarlo su prohibición en castellano, algo que inspiraba respeto al pueblo. Así, usando la formula ancestral de sustituir con -h- la consonante convertida en muda, vemos que Escrig incluye «mocahor» (Dicc.1851), pero la fuerza, pragmatismo y lógica del pueblo tardó poco en hacer desaparecer una letra -h- que no aportaba nada. Así surgía la familia léxica valenciana de mocaor, mocaorá, mocaoret, etc., con variables de uso y moda: mocaor de fumeral, mocaor de Manila (en realidad, de China), mocaor de torrat, de pita , d’herbes, de puntilla, de mocarse, de mariner, de Sent Donís, etc. La letras populares también lo reflejaron:

L’alegría d’un fadrí

es un mocaor de pita,

una manta morellana

y una novia ben bonica

Asociada a la fiesta del Reino, 9 d’Octubre, la tradicional ‘Mocaorá‘ (no la ‘mocadorada’ de la inmersión), la suele regalar el enamorado a su pareja. También figura alguna vez como ‘mocaor de Sent Donís’, y los «tronaors» también ofrecían la caída de intervocálica:

«dinés pera els torrons, piuletes y tronaors de Sen Donís» (La Traca, 4 octubre 1885, p.1)

“este pobre llauraoret, que ara te porta un mocaor de Sent Donís” (Casajuana: La oroneta de plata, 1914, p.27)

«Mocaorá, el día San Donís… piuletes, tronaors, masapá. bombons, confits, pelailles y atres llepolíes (…) ha dut la mocaorá (…) cóm será la mocaorá (…) El día de San Donís / es el día consagrat / pera qu’els novios rumbosos / obsequien… en les piuletes, /tronaors de masapá…/ la novia no més pensa cóm será la mocaorá” (La Traca, 05/ 09/ 1912)

“la bolchaca del novio… ferli la mocaorá a la novia” (La Chala, 9 d’octubre 1926, p.1)

La documentación sobre el sust. «mocaor», con elisión de intervocálica, demuestra su arraigo:

“traga el mocaor y torques” (Liern: La flor del camí del Grau, 1862)

“els mocaors en prémit” (BNM, Ms.14480, Casademunt: Els sufriments de Toneta, 1864, f. 9)

“el mocaor” (Lladró: La boba y el embobat, 1872)

“el blanc mocaor ahon du…” (El pare Mulet, 1877, p.28)

“el mocaor” (Thous, Maximiliá: De Carcaixent, 1897, p. 10)

“aquell mocaor y sobre tot aquell…” (El Cullerot, Alacant, 22 de maig 1897, p.2)

“un espill, un mocaor y una pinta” (Guallar, J. G.: Nit d´albaes, 1900, p.7)

“¿Saps com era el mocaor?” (C. Bonet, Edmundo: La planchaora, 1901, p.21)

“els mocaors” (Morales, B. : Noveletes valencianes, L’Avenç, 1910, p.19)

“he comprat un mocaor de pita” (Civera Esteve: Els baches, 1912, p. 13)

“torcanse la suor en un mocaor d’herbes” (Millás, M.: Bous de cartó, 1914, p.3)

“y el mocaor de Manila” (Sanchis Arcís, Rafel: El Prinsip del caball blanc, 1914, p.11)

«el mocaor de Manila y la mantellina» (Mateu: ¡Totes les nits… a les nou!, 1914, p.15)

“en la ma un mocaor de puntilla” (Sanchis Arcís: El Prinsip del caball blanc, 1914, p.11)

“mulla el mocaor en l’aigua” (Colom y Sales: ¡Peix d’ara viu!, 1915, p. 22)

“trau el mocaor” (Baidal Llosá, F.: Amor torna, Castelló, 1917, p. 11)

mocaor d’eixos a la marinera de color d’oliva” (Almanac La Traca, 1922)

“el mocaor es meu” (Ruiz Esteve: De Dar-Drius a l’alquería, 1922, p.6)

“el mocaor” (Meliá: Com els cacherulos, 1926, p. 11)

“y mocaor de seda” (Beut, P.: Cartelera d’espectáculs, 1932, p. 10)

“portarli el mocaor a la chica” (Valls: La verbena, Alcoy, 1935, p. 8)

“en la falda la mocaorá de cacau que…” (J. García: La festa de les fadrines, 1908, p.10)

“el mocaoret de seda” (Escalante: La escaleta del dimoni, 1874)

“el milacre del Mocaoret” (Llombart: Festes, costums, 1878, p. 15)

“traguereu el mocaoret y…” (Gadea: Ensisam, 1891, p.509)

«sobre el pit el mocaoret de seda» (Thous, Maximiliá: La música nova, 1908, p.4)

“porten al coll mocaoret” (Urios, Elvira: Día de Pascua, c. 1925, p. 3)

“agitant el mocaoret” (Sanmartín, R.: La III Volta a Valensia, 1926, p.8)

“¡Quín mocaorot més pito t´haurá dut!” (Casajuana: La oroneta de plata, 1914, p.10)

“els mocaors, calses, botes, pintes” (Burguet: La carrera de la dona, 1881, p. 17)

La voz fue usada en publicidad sis ataduras; es decir, no como en la actualidad, con la Generalitat catalanista que premia a quien rotula en catalán (p.ej., «perruqueria»). El pueblo , sin coacciones, usaba la palabra con morfología correcta, hasta en anuncios de la «Camisería catalana»:

“Camisería Catalana: Palmitos, bastons y paraigües. Mocaors. Carrer Sant Vicent, 109” (Martí: El organiste de Sollana, 1915, anunci en la fulla 19)


1 Gómez y Gómez: Mantenimiento y elisión de la /d/ intervocálica en el español de Valencia», Universidad de Valencia, 2010.


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