
A millones de valencianos nos ha alegrado el día el aerofágico Giuliani; pero, con la mano en la nariz, confieso que me atufan más las ventosidades idiomáticas de Rosita Pérez Garijo, satisfecha y muy rimbombante gran «Consellera de Participación, Transparencia, Cooperación, Calidad Democrática, etc, etc, de la Generalitat Valenciana». En la imagen de Las Provincias posa con elegante inclinación, como dando a entender que, ¡Che, chiquets, ampomeu la llima que m’ha eixit per baix, per l’alenall del forigol de la transparencia, calitat democrática y participació!. Lo de ‘llima’, como sabe Rosita, es una ventosidad traidora, que se expande sigilosamente desde su lugar de origen, y ataca inmisericorde al nervio olfatorio de la desprevenida víctima:
“¿També confitará pera?… ¿Y llimes?… y alsant la cameta esquerra / exclama en tota la veu: —¡Ya me pot confitar esta!” (La Traca, 20 de giner 1912, p.1)
¡Ay, Rosita, que mal huele vuestra ‘llima confitá‘ o letrero catalán de «Assemblea»!. No hablo, ni me importa, que cantes Els Segadors mientras pedorreas a destajo, o que tus pedos fisiológicos sean de monja, sirena de ambulancia o bocina de camión; me refiero a tu metralleta de pedos cadavéricos del valenciano, que disimuláis con hueca palabrería de la liberación, transparencia, democracia y demás chatarra oratoria. No sólo calláis cobardemente, sino que fomentáis la fascista catalanización a favor de una Gran Cataluña de enloquecidos nazis ladrones de todo. Así, el catalán Levante, subvencionado por la Generalitat de Rosita Pérez, diariamente ofrece potitos para alimento de futuros ciudadanos, pues se utiliza en las escuelas para que los niños lo analicen, redacten resúmenes y aprendan las grandezas de la gran patria catalana; p.e.: «antes del 2300 aC, se encuentran las primeras recetas de la gastronomía tradicional catalana como el estofado de ternera con guisantes y setas, la miel y mató, queso fresco, y las habas a la catalana. A caballo entre el Paleolítico y el Neolítico se introducen en la dieta unos pequeños animales que marcaran la cultura gastronómica catalana… los caracoles» (Diario catalán Levante, 06/ 12/ 2020). Estos pedos letales los degluten, digieren y excretan los reyes del postureo, vosotros, los del pañuelito rojo y sonrisa de Rosita Pérez, ¡Uuy, qué valientes y revolucionarios alanceando al pueblo aletargado!. Pedorros del autoodio, aplaudís al nazismo catalanista que roba desde las fallas a Martín y Soler. Al final dirán, científicamente, que Adán y Eva era catalanes del Maresme.
Con tu sutil inclinación de cabeza enmarcas el letrero rojo de la berruga social EUPV. Virtuosos del camuflaje, posturismo e hipocresía, convertís en sensacional noticia política los pedos de Giuliani; pero calláis como putos si China sentencia a muerte al médico que hable del Covid-19, Los de EUPV estáis satisfechos con los poderes, cargos y millones que os llueven. Sois comunistas domingueros de pancarta, subvención y exhumación de huesos y polvo ¿Qué hace una izquierdista como tú perdiendo tiempo y dinero público desenterrando restos humanos que ya no son nada? Yo, perdón por autocitarme, cuando muera quiero que mis cenizas las tiren a la basura, aunque dentro de un orden; es decir, no a los plásticos, sino al contenedor de materia orgánica. Parece que tu contribución más destacada a la sociedad ha sido «promover las labores de exhumación de las fosas del Franquismo en la Provincia de Valencia». Así, con esas empresas mortuorias, listilla del pañuelito rojo, acabaremos con el paro y el Covid-19; aunque el objetivo de Compromís, Unides Podem, EUPV y demás benefactores de la Humanidad es convertirnos en apéndice de Cataluña, que adoptemos las cuatro barras, que desterremos el valenciano y aprendamos catalán. En lugar de lujosos despachos debéis ejercer vuestra deleznable labor en una cuadra, pues todo lo que sale de vosotros es peor que los pedos del carcamal Giuliani.
Esa voz «assemblea» de EUPV y la AVL de Zaplana y Pujol no ha existido jamás en idioma valenciano, salvo en colaboracionistas del 1900. Es vocablo moderno, que no procede del mozarabismo ni de los cruzados de Jaime I; se trata de un galicismo llegado con los botiflers y que aparece en el siglo XVIII con la morfología assemblea, en catalán; y asamblea, en valenciano, incluso con derivados paródicos: “un compost de asambleos” (En obs. dels Voluntaris, 1794, p. 3); pero:
“es formen asamblees” (Baoro el Rochet de Alcáser, c. 1790)
“se armá pichor asamblea que…” (En obsequi dels Voluntaris Honrats del Reyne, 1794)
“samblea: asamblea” (Escrig: Dicc. 1851)
“asamblea: junta o reunión de personas para algún fin” (Escrig: Dicc. 1887)
“el motiu d’ esta asamblea” (Sansano: Una sublevació en Jauja, Elig, 1896, p. 11)
“aná a la asamblea, ahon una ma criminal li…” (El Cullerot, Alacant, 28 de febrer 1897, p.2)
“heu diu esta asamblea” (Gadea: Burrimaquia alicantina, 1904, p. 38)
“reunides en famosa asamblea… totes les divinitats” (La Troná, 19 giner 1913, p.1)
“¿Cuant convoca a asamblea?” (La Traca, 23 agost 1913)
“no pogué ferse oir en l’asamblea” (Thous, Maximiliá: ¡Esquirols!, 1914, p.5)
“asamblees universitaries” (Gadea: Tipos, III, p.182)
«Asamblea ortográfica…unitat ortográfica» (El Cuento del dumenche, 1 de febrer 1914, p.2)
«convocar cuant ans una asamblea de mascles» (Romero Mas, Miquel: La sogra, 1915, p. 1)
El fino grabado no refleja una revolucionaria «assemblea catalana» de la jovial Rosita Pérez, Mónica Oltra y demás progresistas de coche oficial, caviar y palacete ¿En qué me doy cuenta de que no son de la EUPV, Podem y Fartem, etc.? Les falta el pañuelito rojo en el cuello; y, me parece, no están bailando una sardana; pero, claro, es apreciación subjetiva, y quizá sea una variante que les ha enseñado a bailar la Forcadell o la Monja Cojonera. Nunca se sabe.
N.B. El de arriba, el que levanta la patita. creo no es el ‘Moñas’; de verdad.