Hace días informaba la prensa sobre la acción de llevar comida a casas de ancianos que viven en soledad. Lo malo es que, aprovechando el escudo de la caridad, ofrecían la sintaxis catalana ‘Menjar a casa’ como valenciana. La ambigüedad es evidente si usamos el traductor catalán SALT de la Generalidad Valenciana. Al escribir ‘Comer en casa’ lo traduce a ‘Menjar a casa’; es decir, no distingue entre movimiento hacia o la acción en un lugar determinado; así, nuestros antepasados podían ir a la fonda Espanta-Pachells, y en valenciano dirían:
‘Mosatros anirem hui a casa Espanta-Pachells’
‘Mosatros estem hui menjant en casa Espanta-Pachells’
Por cierto, no es fantasía la existencia de este café-fonda a fines del 1800:
“¿Ahón estigué…? En casa Espanta-pachells” (Escalante: La escaleta, 1874, p. 17)
«en casa Espanta Pachells» (La Moma, 11/ 04/ 1885, p.6)
“Ara sí podré anar asobint a casa Espanta-Pachells” (La Moma, 23/ 02/ 1886, p.8)
«al aplegar dabant del Café d’Espanta-pachells, parárem en sec» (La Traca, 19/03/ 1892, p.3)
“hui han pegat més gorraes en casa Espantapachells que…” (Llibret falla dels solars de Sen Francés, 1896, p.6)
Falta estudiar el origen de esta voz compuesta valenciana que, probablemente nació entre pescadores. Hay un drama de Bernat Morales, publicado en 1910, que trata de las andanzas ‘del tío Bonaguía, fadrinot cuallat’; es decir, un solterón que pasaba “dels cuaranta iverns” que deseaba casarse. El hombre, ‘molt ric’, era conocido en el Cabanyal por sus amoríos con ‘la Pastisera, clavariesa de la Mare de Deu d’Agost’. El novelista Morales San Martín, nacido en el Cabanyal en 1864, que había estudiado Derecho y Farmacia, también compuso zarzuelas y, en el terreno literario, anduvo por terrenos pantanosos como el Rat Penat del 1900, padeciendo la nefasta influencia del acomplejado floralismo, de ahí la mezcla de valenciano moderno con catalanismos llegados de Barcelona.
Ejemplo de lo dicho sería el uso por Morales del verbo catalán ‘brandar’, puesto de moda en la Renaixença por Milà i Fontanals, Verdaguer, etc. Pero el novelista mantenía cultismos del valenciano moderno como “robellá”1, del latín robīgo, -ĭnis, rechazando medievales vulgarismos con –v-. Por su nacimiento en el Cabanyal y su carácter observador, sabía de chismorreos vecinales, de ahí el verismo destilado por personajes y situaciones del drama. La selección de nombres recordaría a viejas ‘bones ánimes’: el Boniquet, Bonaguía, Malcasá, Escuraventres y la joven que nos interesa, Espantachells. Según leemos: “foren candidates a la ma del ric burgués les millors chiques y més ben paregudes del Cabanyal. Primer es digué que’s casaba (sic) en la de Espantapachells”, pero “no li agradá per mixorrera y beata.”2
El valenciano ‘pachell’
El latín pager, phager > pagellus generó derivados en las neolatinas; p. ej., el cast. pagel: «se cortan el pagel, el besugo, el lenguado” (Arte Cisoria, 1423), que posteriormente daría pajel: “aplicable a la merluza y al pajel” (Pardo Bazán: Cocina española, 1913). El licenciado Covarrubias mantenía la grafía cast. pagel en el Tesoro, escrito en gran parte en el Reino, de ahí las referencias al mismo. En provenzal existió pageu, junto al francés pagel: “des poissons… pagel”3 (Rondelet: Histoire entière des poissons, Lion, 1550), además del occitano medieval pagel, italiano pagello o el arcaismo valenciano “pagellides, conches, qui venen de la mar” (Canals: De Providencia), de confuso semantismo (¿cast. lapas?).
Las variables surgidas del étimo latino fueron aceptadas y defendidas por sus usuarios, salvo una: la del idioma valenciano moderno ‘pachell’, anatemizada por el expansionismo catalán con las consignas de siempre: que si es voz vulgar o palabra para hacer reír, vocablo de la extrema derecha fallera y franquista, palabra de los rústicos habitantes de Valencia y su huerta, etc. Pero la morfología del sust. ictiológico ‘pachell’ del valenciano moderno se mantiene; p.ej., en Casa Pachell de la Vila Joyosa. Más al interior del Reino, en Benilloba, era tan popular que lo encontramos entre los nombres de nuevos cristianos. Así, la investigadora Mayans recuerda que, entre “los batejats del lloch de Benilloba començant en agost del any 1580,” estaban los apellidados Churrut, Melich, Salas, Giber, Benet, Baró… y Pachell4. De los cristianos nuevos de Benilloba, propietarios de haciendas en Penáguila, figuraban “Miquel Pachel, viuda Pachel, Josep Pachel”. Parece que, en este documento, el escribano castellano eliminó lo que para él era un incomodidad fonética, la palatal -ll de Pachell, quedando Pachel. La alternancia de idiomas era habitual; p.ej., según recoge la doctora Mayans, de las cartas puebla de las poblaciones circunvecinas a Benilloba, “35 están redactadas en valenciano.”5 La lengua valenciana era respetada por el poder. Muy posteriormente, en 1908, Lluis Bernat Ferrer ideaba un topónimo fantástico: “per Benipachell, un poblet de…”6 , quizá inspirado en Benimantell. El novelista creó la voz híbrida del árabe beni y el valenciano pachell. El vocablo estaba muy arraigado en valenciano:
“dos lliures de pachell” (Morlá: Del torn de les Monches, c. 1650)
“pachell: pagel” (Bib. Serrano Morales, ms. 6549, Dicc. valenciá, 1825)
“més val ser cap de sardina que cua de pachell” (Lamarca: Dicc. val. 1839)
“vaig a la peixcatería… un pachell” (Liern: La mona de Pascua, 1862, p. 21)
“nada com un pachell” (Liern: Telémaco en l’Albufera, 1868, p.8)
“llus y pachell, polps, sepietes y morralla” (Roig: El casament de les borles, 1874)
“y aquells ullots de pachell” (Roig y Civera: El tesor, Gandia, 1884, p. 13)
“més val ser cap de sardina / que cua de pachell de placha” (El Tío Cuc, nº 147, Alacant, 1917, p.2)
El naturalista francés Rondelet, protegido por el cardenal de Tournon, realizó viajes por los Países Bajos, Italia y Francia, recopilando nombres de peces, como el fr. pagel en 1550. La morfología fue respetada en Francia, algo que no sucede actualmente entre nosotros con la variable del idioma valenciano pachell, y derivados como Espantapachells.
1Morales, Bernat: Flor de pecat, 1910, p.3.
2ib. p.6.
3 Rondelet: Histoire entière des poissons, Lion, 1550, p.129.
4 Ana Sanz de Bremond y Mayans: Benilloba morisca y cristiana, Tesis doctoral, 1998, p.88.
5 ib. p.160.
6 Bernat , Lluis: La Creu del Diable,1908, p.3.