Hastío, repugnancia, agonía, cansancio, horror, vergüenza ajena, ganas de vomitar…, son alguna de las reacciones que me produce esta mujer de Godella, endiosada en su trono de comisaria de la academia de catalán À Punt, cuya única finalidad es la catalanización y anexión de Valencia a Cataluña. Son de la misma casta social y millonaria que otros sonrientes progres que nos salvan diariamente de la africana España. Siempre están felices y dispuestos a adoctrinar con la risa. Las cadenas de TV nos ofrecen los chistes, que ya huelen, del cabrón malasombra que se limpió los mocos con la bandera de España; y las gracietas del pedante Buenafuente; o los aires de suficiencia intelectual y moral del perdonavidas Jordi Evole; y la media sonrisa de Sardá, que da lecciones de progresismo y tolerancia a precios módicos.
Son tan geniales que están alcanzando el nivel de Charli Rivel, el payaso catalán de Hitler y las SS. ¡Qué juerga la otra tarde con Cristina Pardo! La risueña periodista de la SEXTA organizó la desternillante caza del aterrorizado votante de Vox en Marinaleda. Era genial, mientras el supuesto votante trataba de esconderse, la simpática Cristina Pardo se cagaba de risa con el secreto del voto. Este es el paraíso perfecto donde resuenan sin cesar las carcajadas hedonistas de nuestros preceptores morales. Y aquí, en el Reino de Valencia, convertido en campo de concentración catalanista, luce sus mañas la siempre feliz Empar Marco, la que fue fatua y manipuladora virreina de TV3 en la Comunidad Valenciana.
Hace falta un eficaz detergente para lavar tanta mierda, ¿será VOX? Podía haberlo hecho Podemos, pero al poco de tocar poder mostraron poseer los mismos defectos elevados al cubo. Ansiosos y enloquecidos por ocupar un lugar entre las clases privilegidas, los dirigentes ya gozan de status de capitalistas millonarios y se solazan en viviendas de superlujo. El desengaño es general en el pueblo valenciano, salvo en los que ansían enchufarse y reptan tras los comediantes y ladrones que nos han gobernado y catalanizado, sean del PP, PSOE o el engendro de Ribó y Oltra. Esta infecta ralea sólo puede parir más monstruos improductivos enquistados en la Enseñanza, Sindicatos, À Punt o la AVL, que viven de asesinar el valenciano e implantar el catalanismo. La gente, hastiada de sufrir humillaciones, burlas y parasitismo, recibiría con brazos abiertos a quien limpiara tanto estiercol del Reino de Valencia, ¿sería capaz VOX? En realidad, ¿se puede llamar de extrema derecha a un partido que defiende la nación donde vivimos y, en el Reino, pretende limpiar la mierda catalanista que nos ahoga y destruye?
N.B. La feliz Empar Marco publicó un bodrio sobre “el crecimiento de la extrema derecha en Europa”. ¡Ay, risueño engendro del catalanismo, qué ciega estás! La extrema derecha colaboracionista y retrógrada eres tú, Amparín Marco (como te llamaban de niña en Godella).