Lograr niños “cracks” en deportes o matemáticas requiere mucha dedicación, dinero y esfuerzo, tanto del alumno como del profesor. Así, tras años de sacrificios, Nadal es crackc del tenis y, a nuestros niños, se les prepara para que sean ‘cracks’ del catalán y de su ideología contra el valenciano y español. La extrema derecha colaboracionista, la que gasta miles de millones de € (de nosotros) en adoctrinar niños, está eufórica. Ganaron las Elecciones y, en consecuencia, los periodistas del catalán Levante, enloquecidos de soberbia y placer por la continuidad de subvenciones y publicidad del Chimo y Mónica Oltra, anuncian que los niños valencianos, ahogados en catalán por la costosísima inmersión, ya compiten victoriosos con los catalanes auténticos. La Inspección premia a esta gentuza que, burlando el Estatuto, tiene total libertad para envenenar alumnos. Los padres, indolentes y embrutecidos, dejan que sus hijos sean violados idiomática e ideológicamente por el fascismo anexionista que rige la Enseñanza.
La etiología de esta gangrena del pueblo valenciano es idéntica a la padecida por el pueblo alemán de los años 30. Todos disimulan, fingen ser progresitas de salón y a nadie le parece extraño que se liquide toda discrepancia lingüística del valenciano respecto al catalán. La cabeza de esta ignominia esta en los Zaplana, Lerma, Rita, Chimo Puig y demás chusma política que dilapidaron miles de millones en la catalanización y exterminio de la singularidad valenciana. Siempre hay dinero público para todo colaboracionista catalanero, sea maestro de EGB o miembro de las torretas humanas que han infectado los pueblos como el ébola en el Congo. Tarde o temprano, a esta aristocracia sardanera que colabora en la catalanización les llegará el desprecio y, si hay justicia, la cárcel por prevaricar, además de la devolución al erario de lo robado. A todo cerdo le llega su San Martín, aunque los porcinos colaboracionistas negarán evidencias y aparentarán ingenuidad. Es lo habitual en el fascismo anexionista organizado.
El 11 de abril de 1961, un tímido señor Eichmann de enormes gafas, con aspecto de caricatura de oficinista, entraba en la sala del tribunal de Jerusalén1. Algunos asistentes que esperaban al ser monstruoso que padecieron, al sádico asesino que, al presenciar el tiro en la nuca a un niño, se encolerizaba por la salpicadura del cerebro infantil en el uniforme de las SS que vestía, no reconocían al cerdo Eichmann, camuflado de insignificante ciudadano obsequioso, tímido e inofensivo; pero al puerco nazi le había llegado su San Martín. En la defensa alegó que era un disciplinado funcionario del Reich, que sólo cumplia órdenes al organizar el crimen industrial de millones de seres humanos. Él era uno más de la normalitzada sociedad aria. Aquel Eichmann colérico, despectivo y criminal que, como recordaba Avner Lees, en 1945 dijo que “los 5 millones de muertos que llevaba en la conciencia le regocijaba extraordinariamente”, se refugiaba en el principio de subordinación al mando. Si le ordenaban gasear judíos, tenía que hacerlo. Era disciplinado y, por su eficacia en masacres y torturas institucionales amparadas por la ley nazi, vivía opíparamente.
Los maestros inmersores reciben órdenes para catalanizar alumnos y, obediendo a quien paga sueldo y gratificaciones, convierten en ‘cracks’ catalanistas a los niños valencianos. Esta Solución Final del anexionismo catalán se ha practicado desde hace décadas ante la pasividad o complicidad bien pagada de, por ejemplo, la rancia prensa franquista; en especial, los diarios catalanes Levante e Información, además de otras basuras colaboracionistas que, con subvención de diputaciones y ayuntamientos, llenan de estiercol centros de enseñanza, Fallas, Hogueras, Gayatas, peñas deportivas, etc. Cuando les llegue su San Martín, ¿que alegarán para quitarse responsabilidad? ¿fingirán ser tímidos infradotados?, ¿burócratas del obedecer al que manda? Mientras tanto, la raza superior catalana seguirá con sus peones a sueldo de la Generalitat, convirtiendo en “cracks” del catalanismo a los niños valencianos… Y todos disimulando, como en la Alemania nazi del 1940.
Según los anexionistas de la «ONG Plataforma per la llengua”, el objetivo del “Concurs Tísner de Creació de Jocs de Català” es para que alumnos, maestros y escuelas «descobreixin la faceta lúdica de la llengua catalana». De momento, el mapa que se ofrece a los niños de 8 años no es muy juguetón que digamos, al tratarse del proyecto geopolítico de la Gran Cataluña, con el indefenso Reino de Valencia deglutido por el nazismo anexionista de risas y juegos para infantiles cracks del catalanismo. Es lo que ampara y subvenciona la desvergonzada y vil Generalitat del Tripartit o como se llame ahora. Pero, repito , a todo puerco le llega su San Martín.
1Sigo el documentado ensayo ‘La revolución cultural nazi’ (Alianza, 2017). El autor, Johann Chapoutot, profesor de la Univ. de Grenoble, desmenuza asépticamente la sociedad alemana de los años 30 que, con complicidad indolente, permitió la progresiva degradación de la moral colectiva hasta caer en la aniquilación sistemática del enemigo político o de supuesta raza inferior. Lean el ensayo de Chapoutot y comprenderán lo que nos pasa a los valencianos que, en un futuro cercano, seremos anexionados a Cataluña… previa implantación del catalán y la Solución Final del valenciano. Los niños “cracks” del catalán, ante el silencio de la cobarde sociedad, iran creciendo en número y radicalismo desde Morella a Monóver.