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Doña Croqueta, Ana Barceló y y las Fallas del coronavirus

Publicado en: Articuls

donya-croquetaPor un momento creía que viajaba en el tiempo y que Doña Croqueta o su abuela actuaba en la Fallas del coronavirus, pero era falsa alarma. La señora que aparecía en la TV balbuceando un castellano raro era Ana Barceló, abogada nacida en Sax (donde no hablan valenciano), que con buen historial de picapleitos y fiel militante socialista, fue considerada persona idónea para controlar a los traviesos médicos valencianos y a los pícaros coronavirus que nos incordian. La modestia de Ana puede que oculte su currículo vinculado a la Medicina, ¿hizo un curset de poner tiritas? No se sabe. Esta joya no podía desperdiciarse en el Club de la Comedia de Chimo Puig y Mónica Ultra, que la nombraron Consejera de Sanidad Universal y Salud Pública de la Generalidad Valenciana. La duda me corroe, pues mis conocidos de Sax no hablan como esta mujer que, en su jerga, presumía por TV de su desprecio al Valencia FC; aunque, ¡ejem!, el Atalanta…

Los valencianos estamos tranquilos. Doña Barceló cuidará de nosotros y, con sus conocimientos judiciales, demandará por lo civil o penal al coronavirus que nos ataque en estos días de catalanizadas Fallas; pues, aunque ahora se han suspendido, los contagios en las multitudinarias mascletaes y demás actos celebrados brotarán dentro de unos días.

Los valencianos ya vivieron antaño una irreponsable celebración de festejos cuando la epidemia llamaba a las puertas. El cronista Boix y los políticos que programaron los actos celebrados en el IV Centenario de la canonización de San Vicente Ferrer conocían el peligro, pero silenciaron lo que podía suceder. Pasadas las fiestas multitudinarias, Boix reflexionaba:

«Valencia ha tenido sus fiestas. Mucha parte de sus flores se agostaron en seguida por el aliento mortífero de la epidemia, que sentada sobre los sepulcros de las víctimas del año anterior, esperaba que se apagase la última voz de las fiestas para dejar escuchar los gemidos de los apestados» (Boix, V.: Fiestas de la Can. de San Vicente Ferrer, 1855, p.6)

Hay que advertir que, en 1855, era el cólera morbo asiático, cuya mortalidad fue espeluznante, sin comparación con esta especie de gripe con retranca… respecto a los pensionistas. La situación en 1855 no admite comparación con la actual; aparte de que los españoles llevaban años matándose concienzudamente todos contra todos (navarros, valencianos, aragoneses, catalanes, vascos…) en estúpida guerra civil. Era tal el desconcierto que Boix se preguntaba sobre los valencianos del futuro: «¿Qué seréis vosotros entonces? ¿Os llamaréis españoles y valencianos?» (ib. p.37). El panorama de las calles de Valencia tras las fiestas era dramático:

«la precipitada emigración de numerosas familias, que huían del vasto cementerio que se abría a sus pies. Veíanse donde quiera casas y habitaciones cerradas; las calles desiertas; los facultativos corriendo en varias direcciones…» (ib. 40)

Las poesías que los gremios arrojaban desde sus carros triunfales mostraban unos actos similares a los de las Fallas 2020, antes de suspenderse:

«Entre traques y cuets,

cordes, castells, procesons,

moixiganga, bous, masclets,

serenates y apretons

quedarem molt satisfets

y cascats com a melons’ (ib.421)

Ahora no hay peligro, la abogada Ana Barceló nos salvará del coronavirus con la misma eficacia que lo haría Doña Croqueta; pues sus conocimientos médicos, creo, son parecidos.


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