» » Fray Pere de Denia y la «mochila» valenciana

Fray Pere de Denia y la «mochila» valenciana

Publicado en: Articuls
motxila
El trilero idiomático Josep Lacreu lleva años engañando al pueblo desde las páginas del diario catalán ‘Levante’. En esta ocasión trata de ensuciar la memoria de fray Pere de Denia con el catalanismo «motxilla» (Levante, 17/ 06/ 2020)

El periódico catalán ‘Levante’ y su colaboracionista de guardia, Josep Lacreu, prosiguen con la miserable labor de implantar el catalán, proyecto que conlleva la aniquilación del valenciano y, con el tiempo, el español. El otro día nos adoctrinaba con el sust. «motxilla»; aunque, que sepamos, la morfología valenciana «mochila, mochilla» es la etimológica, si respetamos la línea documental que nos hace compartir dicho vocablo con el portugués, castellano y gallego. La voz ya estaba arraigada en el 1400, según vemos en la prosa que narraba las andanzas de Rodrigo de Monroy en lucha con los portugueses: «todos llevaban mochila para cuatro días para ellos y sus caballos» (Maldonado, Alonso: Hechos del Maestre de Alcántara don Alonso de Monroy, año 1492). Mediante añagazas, Lacreu intenta marear al lector al asociar el cat. «motxilla» con el popular Fray Pere Esteve de Denia. Todo es pura mentira, como veremos.

Con dudas, el origen de la voz estaría en el vasco-castellano ‘motil > mochil’ que, quizá, derivaría del latín mutilus. A esta penumbra morfosemántica sólo ofrece luz la documentación de autores como Covarrubias que, en Valencia, redactó la entrada «mochila» entre la familia léxica de «mochacho», «mochin» y «mocho» (Tesoro, 1611), y aunque a «mocho» se le atribuya «origen incierto», se afirma que el castellano mochil > mochila derivaría de una corrupción vasca del latín. Covarrubias recoge que los muchachos o «mochachos» llevaban estas bolsas a los soldados: «de aquí se vino a llamar mochila la taleguilla en que los soldados…»; y «mochilero» al joven encargado de llevarla ¿Eran parientes divergentes de un mismo étimo?

El novelista José Mª de Pereda usaba el arcaísmo «motil» como voz viva en Santander en 1871, en zona de influencia vasca, ¿o era lo contrario? Es decir, que el viejo castellanismo «motil», derivado del latín, mantenía vigencia entre los cántabros cercanos al 1900: «y el motil o grumetillo» (Pereda, José María de: Tipos y paisajes, 1871). La hipótesis vasca es firme al tener seculares topónimos como Mutiloa, mutil + ola , que sería la cabaña o ferrería del muchacho; aunque no podemos dejar de recordar a otro pariente valenciano del latín mutilāre: «motiló», que aludía al fraile de cabello cortado al máximo, sin señal de corona. También Covarrubias recoge el verbo «motilar, cortar el cabello, del verbo latino mutilare, y de allí motila» (Tesoro, 1611). La total integración vasca en la consolidación del Imperio de España hizo que el idioma español se enriqueciera con morfologías y léxico de los marineros y soldados ‘vizcaynos’ que, desde América al Extremo Oriente, ampliaron fronteras y fortalecieron la lengua española. Paradigma de estos vascos sería Andrés de Urdaneta, nacido en Villafranca de Ordicia, que usaba la palabra «mochila»:

«a los cuales dimos de la mochilla que llevábamos» (Relación escrita y presentada al Emperador por Andres de Urdaneta de los sucesos de la armada del comendador Loaisa, entregada el 26 de febrero de 1537)

La voz estaba arraigada en la España renacentista. Así, Bernardino Gómez Miedes, arcediano de Sagunto y canónigo de Valencia, escribía: «su principal mochilla de…» (Gómez Miedes: Enchiridion, a. 1589). Por cierto, el antiguo vasco «mochil» fue alterado por «motxil», para alejarse de homografías con el español en tiempos de los nacionalistas de Sabino Arana,

El idioma valenciano y fray Pere Esteve de Denia

carlos-ros
Carlos Ros dedicó su vida a la defensa del valenciáno, aunque involuntariamente provocó fuego amigo que ahora, en el siglo XXI, es aprovechado por el fascismo expansionista catalán.

El colaboracionista de guardia Josep Lacreu sólo ofrece un testimonio para implantar la catalana «motxilla» que, según parece, fue inventada hacia el 1800 por tratadistas catalanes que pretendían distanciarse del idioma español falseando grafías. Buscando crear confusión, Lacreu aporta una esperpéntica «mogilla», y la sitúa en el año 1677 (Levante, 17/06/2020) en texto de «Leopold Ignasi Planells». Si no fuera por la mezquindad del diario catalán ‘Levante’ y su disparatado rasputín de la lengua, merecería compasión el tipejo; pero es demasiada la desvergüenza que exhibe para implantar el catalán al indolente lector del antiguo diario de la prostitución de rebajas.

En primer lugar, Lacreu manipula hasta el nombre del autor y miente sobre la fecha del manuscrito, al darle más antigüedad; pero no es del año 1677, sino de casi un siglo más tarde, del 1760; y el autor aparece como «Leopoldo», no el cat. «Leopold» (valenciano Lleopolt). Vecino de la ciudad de Valencia, fue un pedestre diletante seguidor de las arbitrariedades y fuego amigo que destilaban las cartillas que Carlos Ros publicó 9 años antes, en 1751. En las ‘Cartillas valencianas’, el ególatra Ros reincidía en su perenne pedantería de conocer la lengua valenciana de tiempos de Jaime I, dando a entender que se había perdido la riqueza lingüística por parte de sus ignorantes contemporáneos. Supuestamente, el «Orthographo» Ros ofrecía la clave de la restauración del «lemosín» de una mítica Edad de Oro, con consejos extraídos de polvorientos y raídos textos medievales; pero no era cierto. El discípulo Leopoldo mostraba la misma obsesión sobre «el valenciano, idioma que dejó el Rey Jayme, y que usaron los primeros; ninguno de los de oy (sic) casi le leería».

leopoldo
Un anodino Leopoldo, en 1760, copió la Vida de fray Pere de Denia escrita por Christoval Mercader un siglo antes; pero usó un valenciano herido por el fuego amigo y las arbitrariedades ortográficas de Carlos Ros.

El manuscrito de Leopoldo Ignacio Planells pasó de mano en mano, y no es descartable que fuera copiado y alterado por aficionados a la «restauració del llemosí»; pero, volviendo a la grafía «mogilla», hay que dejar claro que fue hija de la errónea norma de Carlos Ros por la que toda -ch- en valenciano sería castellanismo y, por tanto, se tenía que sustituir por -g-. Así, en el manuscrito sin foliar, Leopoldo emplea el castellano, igual que hizo Ros en sus Cartillas valencianas de 1751, y con letra infantil advertía: «Lecioncilla para leer en valenciano. Es más breve que el castellano el idioma valenciano en su locución… chico, gich» 1. El chapucero Leopoldo se limitaba a seguir el capricho normativo del ególatra Ros, al decir que el cast. «chico» se debía traducir a «gich» (Ros: Cartillas, 1751, p.15) Nadie en la Valencia del 1750 se atrevía a contradecir al supuesto erudito Ros, que amedrentaba a sus «millares de ignorantes» (sic) convecinos, al decir que sus normas idiomáticas trataban de restaurar el lemosín clásico, la lengua pura sin interferencias castellanas. El fuego amigo de Carlos Ros sobre la palatal africada sorda -ch- hizo que Leopoldo alterara el original del culto Christóval Mercader, autor de la Vida de fray Pere Esteve en 1677. Observen un ejemplo de la destructiva norma de Ros, que siguió a pie juntillas el diletante Leopoldo: el original valenciano «chicasa» de 1677 lo alteró en «gicasa» en 1760; igual que «mochilla«, en «mogilla» (por cierto, la acentuación no era indicativa de vocal abierta o cerrada):

chicasa“Parirà una chicasa, el Rey y la Cort que estàn esperant un chich» (Christóval Mercader: Vida de f. Pere Esteve, año 1677, p. 300)

«Parirá una gicasa, y la Cort está esperant un gich» (Copia de Leopoldo, año 1760)

El causante de esta chapuza era el ególatra Ros que falseaba la realidad, pues propagó que la valenciana –ch– era grafía intrusa. Le hubiera bastado leer sosegadamente a los clásicos:

“grans o chichs… lo fadrí chic… un forat chich…” (Ferrer, St.Vicent: Sermons, c.1400)

“lo chic potret… cuquet chic, del forment” (Roig: Espill, 1460)

“pren lo cabrit chic” (Rec. valencianes de Micer Joan, 1466)

chic de cos” (Esteve: Liber elegantiarum, 1472)

“per lo preu de… cohets chichs” (DCVB, en doc. valenciá de 1485)

“peix de mar si sen trobará chic” (Alcanyis, Lloys: Regiment, 1490)

“dona enteniment als chics” (Pérez, Miquel: Imitació de Iesuchrist, 1491)

“com aja yo bolcat lo chic” (Lo sompni de Johan Johan, 1497)

“del chich fins al Rey” (Fenollar: Lo procés de les olives, 1497)

“sobre l’asquena… d’un chic” (Sant Johan, Ausias de: Obres a llaor de St. Cristófol, 1498)

“bull al foch molt chic (A. R. de Val. Real 648, f. 104 v. doc. notari Miquel Adell, c.1500)

“de chic” (Amiguetum, Hieronimun: Sinonima… in valentinum, 1502)

“un colomí novell… que sia chic” (En el valenciá Animals de caçar, c. 1510)

“lo mostren als chics” (Llull: Blanquerna, traducció al valenciá, 1521, f. CII)

Por supuesto que la pretensión de Ros no era catalanizar el valenciano, aunque en su empeño por distanciarse de homografías con el idioma común creyera, en su ignorancia, que la -ch- era un castellanismo llegado con los Borbones en 1707. Se equivocaba. Igual confusión suponía, como se ha visto, la alteración del valenciano ‘mochila, mochilla’ por el barbarismo ‘mogilla’ por parte de Leopoldo (error que copiaría algún lexicógrafo atolondrado del 1800); y aquí nos encontramos con el sucio trabajo de colaboracionistas como Lacreu y el periódico ‘Levante’, dedicados a crear confusión en el indolente lector e introducir el catalán; en este caso, «motxilla». Al ser descuartizadores idiomáticos, estos elementos de la AVL silencian o desprecian testimonios que incomodan al proyecto de «Unitat de la llengua», argucia para conseguir la implantación del catalán y extender Cataluña hasta Murcia. Lacreu es ciego para los siguientes testimonios en valenciano:

mochila, mochilla “de lo que lleven, fan bona mochilla” (BNM, Ms.3847, Trobes de Jaume Febrer, c. 1670)

mochilla “escarbat la mochilla” (León, C.: Arenga crítica, 1789)

mochila “unes toballes de altar / en la mochila” (Conversasió… la venguda de Suchet, 1813)

mochila “com porta mochila” (Lier, R. Mª: Una broma de sabó, 1867, p. 21)

mochila, mochilla “carregat com un soldat en mochilla” (sic) (Gadea: Ensisam, 1891, p.614)

mochila, mochilla “l´atre que guarda dins la mochilla de…” (Caps y senteners, 1892, p.47)

mochila, mochilla “pareix un soldat / perque porta la mochilla” (Semanari El Cullerot, Alacant, 9 Octubre 1898, p.1)

mochiles “com els soldats les mochiles” (Liern, R. Mª: La mona de Pasqua, 1862, p. 20)

mochillero “mochillero: pedigüeño, sablista” (Canyisaes, Monóver, 1914, p. 278)

fray-pere-esteve
En el texto del año 1677, donde se narra la vida de Fray Pere Esteve, vemos la constante referencia al idioma o lengua valenciana; aunque los sabios exégetas catalanistas aseguran que, en realidad, querían decir «lengua catalana». Así opera, con total inpunidad, el fascismo expansionista catalán.

Pese a torpezas de ególatras, Carlos Ros y Leopoldo Ignacio defendían la singularidad de la lengua valenciana, de igual modo que Christóval Mercader. En el auténtico texto del 1677, el que narraba la Vida de Fray Pere de Denia, vemos cómo era el idioma valenciano del Barroco, distinto al del 1900, pero siempre independiente del castellano, gallego o catalán. En el 1600 no existía una Generalitat del Tripartit, enloquecida por quemar impuestos en catalanistas. Ahora, los comisarios como Lacreu se dedican a seleccionar voces que coinciden con el catalán actual, o destacan las que pueden crear confusión, como «mogilla». Nunca seleccionarán el léxico usado por Leopoldo y que anticipaba la llegada del valenciano moderno: así, en el manuscrito del año 1760 encontramos lo que Lacreu nunca seleccionará para el diario catalán ‘Levante’: llunt, yo, ya, espírit, la Montanya de Mongó, sanc, perea, veent, en Chelva, en Denia, eixes planees, els caballers, fret, al servici de Deu, pobrea, eixercici, etc. Existía, además, una frontera conceptual entre Lacreu y los dignos Ros, Mercader y Leopoldo. Estos teorizaban sobre «el idioma valenciá», algo que los colaboracionistas rehúyen, pues cobran y viven para implantar un solo idioma: el catalán.

lengua-valenciana
La referencia al idioma o lengua valenciana, como vemos en el texto de la Vida de Fray Pere de Denia (a.1677, p.47), era lo habitual desde la Edad Media hasta la llegada del fascismo expansionista catalán y la irrupción de los parásitos políticos corruptos.

1 Resumen, y relaciò de la Vida, y Prodigs del Religiós el Ven. Pare Fray Pere Esteve, per Leopoldo Ignacio Planells, natural de esta Ciutat. Any 1760.


Artícul en PDF