La misión del diario catalán Levante es afianzar la catalanización, y los periodistas sólo pueden obedecer sin rechistar la línea editorial que nace en Barcelona. En la catalanada de hoy, los del citado periódico escogen el catalán «penyal», no el valenciano «penyó», para dar la noticia del milenio: «un senderista de 37 años se rompe el tobillo en el Penyal d’Ifac». ¡Uy, vaya notición!; aunque, ¿cuántos senderistas, obreros en el tajo, ciclistas y niños en el parque se rompen tobillos, brazos o piernas en un día? ¡Ah, ya lo entiendo!. El percance adquiere categoría si sucede en un paraje cuyo topónimo está en proceso de suplantar a otro valenciano: penyal x penyó.
Por su contundencia frente a la trinchera inmersora, utilizo armas del enemigo; es decir, del lexicógrafo catalán Corominas que, respecto a la voz en cuestión, opinaba:
“en el Reino de Valencia se escucha penyó (…) el termino que usa la gente del Reino de Valencia es penyó, que puede ser que les viniera de tiempos mozárabes…. Por estar aplicado penyó a lugares de importancia tan grande, y lejos de la frontera lingüística, nos costaría creer que fuera castellanismo (…) penyó es exclusivamente valenciano” (DECLLC, VI, p.432)
Claro, ahora comprendemos el interés del Levante y la AVL en eliminar «penyó», voz exclusivamente valenciana. Así de simple es la estrategia usada para hacer desaparecer el valenciano y, con la ley Celaá, también el español. En fin, nos quedan testimonios que no han podido destruir; por ejemplo, el lexicógrafo Escrig no incluyó la voz catalana «penyal» en su diccionario, pues la palabra la introdujeron los floralistas del 1900 y los despistados que la creyeron valenciana clásica. Era un error, pues ni Joanot Martorell o Jaume Roig usaron este vocablo forastero, ni siquiera existe en la edición del diccionario de Escrig-Llombart del año 1887:
“penyó” (Escrig: Dicc. 1851)
«penyó» (Escrig-Llombart: Dicc.1887)
“el indult general del Penyó” (León, Carlos: Arenga, 1789)
“el Penyó… en les Filipines, l’atre Penyó” (Martínez: Nelo el Tripero, 1792)
“Ceuta, Alacant y el Peñó” (Els chics educats en la casa, 1846, p. 60)
“la Canyeta, Penyó…” (Del porrat de Sent Antoni a les Torres de Serrans, 1887, p. 34)
“si tens la cara més forta / qu´el penyó de…” (Faena-Fuig y Huiseta, 1891)
“enfront la Carrasqueta… estava baix del penyó del Pichocol” (Caps y senteners, 1892, p.132)
“y te més inglesos que el Penyó” (El Tio Cuc, nº 76, Alacant, 1916)
“mos arrimaren a Calp / el del penyó” (Llibret Foguera Alfonso el Sabio, Alacant, 1960)
“Serra del Penyó, Penyó Roig, Cova del Penyó” (Gran Enc. Val.)
“el Penyó d’Ifac” (Corominas: DECLLC, VI, p.432 )
Entre el botín afanado por el catalán Corominas para su DECLLC, figuraba la obra de Martí Gadea: «tesoro riquísimo de la lengua», y en ese tesoro no falta la voz ahora perseguida por el catalanismo:
“mentres de tu quede una pedra / agarrá´l penyó” (Gadea: Ensisam, 1891, p.533)
“de la vila de Calp… el penyó de Hifach, s’alça arrogant” (Gadea, Tipos, I908, p. 109)
“als presos que duyen al penyó de…” (Martí Gadea: Els cudolets, 1908, p.26)
“penyó del Frare de Agres” (Gadea: Tipos, 1908, p. 92)
“el barranc salat… el punt dels penyons” (Gadea: Tipos, 1908, 373)
En fin, tras constatar que el vocablo «penyó és exclusivament valencià» (Corominas: DECLLC, VI, p.432), les planteo una duda: ¿qué voz defenderán los llorones vociferantes y siempre hambrientos de subvenciones? Me refiero a los colectivos de Escola Valenciana, la AVL, maestros inmersores y todo el ejército de asesores, sangoneres de À Punt, periodistas…; repito, ¿defenderan el uso del valenciano «penyó» o el catalán «penyal«? No sólo en el diario catalán Levante; en cualquier texto de enseñanza de la Generalitat de Mónica Oltra encontrarán la respuesta: el catalán penyal.
El escritor Martí Gadea, aunque ya estaba algo catalanizado por los floralistas en 1908, nos dejó este canto, «per la importancia histórica d’eixe penyó y dels alrededors, ham cregut del cas fer esta memoria y dedicarlos esta copla»1:
Eixe penyó tan hermós
y el poble antich de la falda
mereixíen un recort,
y encara que tart, s’els guarda.2
1 Del latín copŭla > cop(ŭ)la tenemos el cultismo valenciano copla, que desterró al vulgarismo cobla, vivo en catalán: “en soles cinch coples” (Trobes a la Verge, a. 1474);“tot lo que en les coples diuen” (BNM, Ms. Matheu y Sanç: Romanç, 1643, v. 45); “y farem que ploguen coples” (Sacro Monte Parnaso, 1687, p. 166), etc.
2Gadea: Tipos, 1908, p.109.