![vacunat](https://i0.wp.com/ricartgarciamoya.com/wp-content/uploads/2020/12/vacunat.jpg?resize=285%2C343)
Llega la Navidad y la Consellería del PSOE y Compromís, generosa con el dinero de los impuestos, ha regalado a los niños valencianos un cómic para vacunar a la familia. Los maestros inmersores han sido los encargados de entregar a los pequeños este cerdo de Troya de efectos múltiples, detalle que la Generalitat encargó a la empresa más premiada en Cataluña, la editorial Bromera, la preferida del PP desde tiempos en que Zaplana era alcalde de Benidorm.
![llegim](https://i0.wp.com/ricartgarciamoya.com/wp-content/uploads/2020/12/llegim.jpg?resize=248%2C377)
Jugando con la semántica y la dramática situación del creciente paro, el silenciado suicidio de autónomos, las empresas hundidas y la angustia del coronavirus que cerca y mata, Marzà y Mónica Oltra nos comunican que ya podemos vacunarnos; pero no con la Pfizer, la Moderna, la de Oxford, la AstraZeneca, la china o la rusa; ¡no, por favor, qué vulgaridad!. Marzá y Mónica Ultra nos regalan la vacuna Bromera, pagada con nuestros impuestos. Sin pinchazos, con esta graciosa vacuna-cómic de 32 páginas de grueso papel los niños enseñarán a leer a los papás, a leer en catalán; no en español o valenciano. Así, mientras la abuelita agoniza entre estertores del Covid-19, los niños y padres la intentarán vacunar inyectándole a gritos lo que ofrece la vacuna-cómic: vacances, perruqueria, aquests, gaudir, fluïdesa, etc.
El femenino «dues», paradigma de la vacuna-cómic de Marzà
En Bromera son millonarios profesionales de la inmersión; es decir, dominan el arte de confundir al desprevenido lector mediante la alternancia y mezcla de valenciano y catalán. En la vacuna de Oltra, que el niño inyectará a padres y abuelos, hallamos el cardinal «dues» que, según los maestros inmersores, es la grafía culta que deben usar los vacunados contra el analfabetismo de la extrema derecha de Valencia y su huerta.
Vayamos por partes, que diría el Destripador de Hannover. El ensalzamiento de vocablos como el plural «dues» por parte del expansionismo catalán, responde a la política de singularizarse del español. Lo que oculta la vacuna del Peluquines es que «dues«1 era también castellano, tan castellano que aparece en Berceo y el Cantar del Cid. Sin que Franco o Abascal les obligara, los clásicos valencianos optaron por dejar aquel arcaísmo y se decantaron por el cardinal dos, tanto femenino como masculino; y tenemos los testimonios que, miserablemente, los profesionales del autoodio desprecian:
“dos maneres” (Ferrer, St, Vicent: Quaresma, 1413)
“dos tovalloles” (Inventari Ausias March, 1459)
“dos hores” (Roig: Espill, 1460)
“en dos parts se partien” (Corella: Lo Primer del Cartoxá, 1496, f. VI)
“les dos parts del partit fill” (Pereç, Miquel: Vida de Sant Vicent Ferrer, 1510)
“dos dones” (Llull: Blanquerna, traduit al valenciá, 1521, f. 39, r)
“estes dos llums tan belles” (Anyés: La vida admirable del Abat Sant Juliá, 1527, v.413)
“tenen dos cubertes” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1575)
“dos cartes majors y quatre chiques” (Ginart, Nofre: Reportori dels Furs, 1608, p. 110)
“dos hores” (Const. Universitat de Valencia, 1611)
“per dos causes” (Blay Arbuxech: Sermó de la Conquista, 1666, p. 4)
“dos túniques, dos camises” (AMC. Inv. Sta. María de Castelló, 1668)
“entre dos carrasques” (Archiu Mun. de Culla, doc. 10 / 3, 669, 18 maig 1715)
“trau dos pistoles” (BUV. Ms. 668, Raonament de Vinalesa, 1735)
“dos portes” (Ros, C.: Tratat de adages, Valencia, 1736, p. 77), etc.
Puestos a normalizar, si se les diera más poder a los catalanes, acabarían por catalanizar a toda España, con la excusa de la unidad de la lengua, pues en los siglos de caos idiomático medieval, pertenecían al puro castellano o lengua de las bestias (según el nazismo progresista y guay), voces como aturar, avergoñar, drapo, domatge, home, dona, galea, escalfar, foll, sota, fossada, tastar, ventre, formage, matinada, sopar, metge, ombra, oblidar, gabia, pobresa, riquesa, segle, fusta2, etc. En fin, no quitemos mérito a la celeridad de la Fallera Cantimplora y el Chuplacabres (pues Peluquines no pinta nada, salvo cobrar y mimar a su hermanito el ‘Subvenciones’), en gastar dinero público en la vacuna-Bromera, distribuida por los niños a los valencianos.
Como vemos en la imagen de la izquierda, la vacuna-cómic se ha elaborado por la multimillonaria factoría inmersora Bromera, la eterna preferida de la Generalitat Valenciana. Allí retozan sobre el oro y el moro de los impuestos los colegas de Eliseu Climent, al que siempre le lloverán millones de euros. Así que demos gracias a Mónica Oltra y Marzá por su interés en vacunarnos contra el valenciano, el español, Valencia y España. Cuando algún familiar contraiga el Covid-19, ya lo saben: bailen la sardana alrededor del moribundo y lean en voz alta la vacuna de Marzá que los niños han distribuido en esta laica Navidad del 2020, donde reina el forastero Papá Noel o Santa Claus de los cataplines anglosajones.
1Menéndez Pidal, R.: Gram. Hist. Castellana, p.242.
2Cejador, J.: Vocabulario medieval castellano, Madrid, 1990.