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Víctima del nazismo catalán: Muchamel

Publicado en: Articuls

En una dictadura político-filológica, donde el ciudadano se enfrenta a la marginación social o el despido en la Enseñanza y Administración, ¿quién se atreve a discrepar contra el todopoderoso monstruo parásito de miles de inmersores, desde Marzà al último charlatán dinamitzador cultural del ayuntamiento más cutre? El estrangulamiento contra el valenciano (también contra el español) lo observamos hasta en la infinita imbecilidad de obligarnos, por ejemplo, a escribir y pronunciar el topónimo Valencia, de Reino y Ciudad, como lo deformaron los catalanes: «València», con -è- abierta. Similar fechoría se cometió con multitud de topónimos, y sirva de paradigma el ya tratado de ‘Muchamel’, que Corominas sentenció que no existía:

«la forma Mutxamel es la única que verdaderamente existe» (Onomasticon, Barcelona, 1996)

El etimólogo remachaba su veredicto con esta apreciación:

«las primeras grafías ya dan la forma castellanizada Muchamiel» (Ibid.)

Y la remataba con burlescos comentarios —compartidos por Sanchis Guarner y Miquel de Epalza—, contralos escépticos defensores de tesis «inocentes, imposibles, increíbles e inexistentes». Tras la contundente defensa de la morfología ‘Mutxamel’, lo siguiente y lógico sería consolidar lo dicho con una batería de fuentes documentales que disiparan cualquier posibilidad de error. Pero, sorprendentemente, estos irascibles sabios fundamentaban la implantación de la grafía catalana Mutxamel… ¡en lo escrito por ellos mismos!. Ni un solo pergamino real, manuscrito cancilleresco, texto literario, eclesiástico, notarial o gramatical, coloqui, sainet… ¡Nada de nada! Tampoco les hacía falta más argumentos lingüísticos que los inventados por ellos. El pueblo, sumiso, se apresuraría a aceptar la voz ‘cultísima’ que el IEC de Barcelona había alumbrado. Al unísono, colectivos de labradores, festeros, fruteros, panaderos, maestros, empleados de banca, curas y políticos del pueblo se apresuraron a escribir Mutxamel, avergonzándose de la voz valenciana de sus antepasados. Lo cierto es que Corominas no pudo aportar ningún documento del catalanizado Mutxamel, pero nosotros sí disponemos de la genuina morfología anterior a 1707:

muchamel
En idioma valenciano de la Cancillería Real observamos la morfología del topónimo, la que Corominas negaba taxativamente su existencia; y que los de la miserable AVL prohiben: «…de la mitat de un cuart de llegua de Muchamel» (ACA, Sec. Regne de Valencia, Leg. 583, any 1622)

Entre los legajos depositados en el archivo imperial de Simancas (que las tropas de Napoleón robaron hacia el 1809 y, al regreso, Bofarull se apropió de los valencianos mediante tretas administrativas, aprovechando la locura de Isabel II, para el falso Archivo de la Corona de Aragón, que jamás existió hasta que lo inventó Javier de Garma en el siglo XVIII), aparece en idioma valenciano la población de ‘Muchamel’. Corominas adoctrinaba con el dogma de que no existía ninguna prueba de esta grafía, y aquí la tenemos en documentación oficial referente «als germans bandolers» que se escondían en la «horta de Alacant y partida de la Condomina, prop del Camí de la Verónica… y en la Casa del dit Pere que está en Muchamel» (ACA, Secretaría del Regne de Valencia, Leg. 583, any 1622)

Presumiendo del vil catalanismo inoculado por el fascismo expansionista de Cataluña, los de Muchamel, tras ser adoctrinados por la inmersión catalanista desde la guardería, ahora son incapaces de recobrar el nombre auténtico de Muchamel. Están atados por el miedo al qué dirán. Es comprensible. A los inmersores se les ha otorgado el derecho de pernada de impedir el acceso a la Administración y Enseñanza a ingenieros, matemáticos, informáticos, físicos, etc.; aunque tengan las máximas calificaciones en sus respectivas carreras, si no pasan por las horcas caudinas de la catalanización. Hace años, cuando perdía tiempo en recorrer archivos, me sorprendía encontrar siempre la grafía ahora prohibida por el nazismo excluyente. Así, en el archivo municipal de Alicante aparecía Muchamel en multitud de manuscritos e impresos; p.ej., en el ‘Llibre de la peixca d’Alacant’:

«del dit patró… vené en lo moll a uns de Muchamel» (A. Mun. d’Alacant, Llibre de la Peixca, 12 de setembre 1578)

Aquí, en la Playa de San Juan, donde la población de origen manchego, andaluz, murciano o madrileño es del 80%, los tenderos fingen falsa autenticidad con payasadas como este letrero en castellano y catalán: «La Huerta de Mutxamel», despreciando el Muchamel de nuestros dignos antepasados.

Es casi cómico. Nosotros podemos aportar pruebas de que en valenciano se escribía Muchamel (Historias del Idioma valenciano, 2003, p.70), mientras que los colaboracionistas no pueden ofrecer ni una, ni una documentación del ridículo Mutxamel inventado por el fascismo catalán del siglo XX; pero, ¿qué hace el embrutecido pueblo? Apresurarse a demostrar su exquisita conocimiento del idioma adoptando la forma impuesta por los parásitos que otorgan carné de cultos y progresistas a cachoburros amorales. Y encima, desvergonzados, nos vienen con milongas de que son héroes nacionalistas valencianos. ¡Y una mierda! Sois sólo perros al servicio del expansionismo catalán, que quiere sustituir la nación española por la Gran Cataluña.

Alardeáis de vuestra lucha por… ¿por qué?, por aparentar lo que no sois. Calláis como ratas colaboracionistas ante la continua agresión de los avarientos de Cataluña, calláis como ovejas ante atropellos como negar el agua del Ebro que todos los años, tras las sempiternas inundaciones, se vierte al mar. Formando coro y fomentando el autoodio contra Valencia, clamáis por la escasa agua del Tajo o del Júcar (no por la del Ebro que viene de Cantabria, Castilla, la Rioja, Álava, Aragón…) , sin importaros la destrucción de cultivos seculares o el daño ecológico a la Albufera.

Calláis ante el robo de todo lo valenciano: la documentación de Simancas y Salamanca, la literatura, las fallas, la arquitectura, el turrón… ¡Todo tiene origen catalán, todo es de Cataluña! ¡Sois escoria, sois traidores colaboracionistas!. Si Cataluña desea el llamado ‘Corredor Mediterráneo’ para controlar la llave ferroviaria del acceso a Europa, la bandada de papagayos empresariales repite lo que dicta Cataluña, cuando lo positivo para todosnosotros sería la solución por Canfranc, vía mas corta para acceder o exportar productos al centro y norte europeo. sin tener que depender y pedir limosna a los avarientos catalanes. Mientras, en Muchamel y Alicante seguirá el diario catalán Información inoculando autoodio a España, Valencia y su huerta, mientras divulga el barbarismo Mutxamel entre envanecidos paletos.

En 1564, el cronista Martí de Viciana nos dejaba esta relación de poblaciones del Reino: «La Granja, Albatera, Alacant, Muchamel…» (Viciana: Chronyca de Valencia y su Reyno, 1564)

 

 

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