El caso de la tianuria que suspendió a una niña por escribir en un examen «pluviómetro» y no el cat. «pluviómetre», no debe sorprender a nadie. El paseo triunfal del catalanismo caníbal se ha convertido en rentable y segura fuente de ingresos en este pueblo azotado por el paro, la corrupción política y el parasitismo progre-nazi. Nadie cuestiona, por ejemplo, que pluviómetre sea un barbarismo neológico impuesto por el IEC de Barcelona, y que pluviómetro sea voz valenciana. El étimo compuesto del latín pluvĭa, ‘lluvia’, y griego μέτρον, metron, ‘medida’, generó la variante valenciana de Escrig, que alternaba con la actual:
«pluvímetro» (Escrig: Dicc. valenciano, 1887)
«pluviómetro» (Fullana: Vocabulari valenciá, 1921)
En contra esta realidad hay una consigna inmersora: si una voz valenciana es homógrafa a otra castellana (no a otra catalana), hay que eliminarla o modificarla si es posible, aunque sea con una vocal o la acentuación. La tianuria que suspendió a la niña no creo que dispusiera de más documentación que sustentara su despotismo inmersor que la propagada por el fascismo filológico expansionista. Si analizamos más neologismos valencianos que comparten el mismo étimo griego veremos la analogía morfológica; p.ej., la voz ‘gasómetro‘ que, al estar arraigada, aparece incluso con valor metafórico de vientre hinchado, con gases:
“en el… gasómetro” (Virosque, A.: Un cambi d´habitasió, 1917, p.14)
«gasómetro» (Fullana, Lluis: Voc. valenciá, 1921)
“com he tragat tant, el gasómetro el tinc pesat” (Barchino: Els envenenats, 1923, p.15)
Del latín hexamĕtrus tenemos el val. “hexámetro” (Escrig: Dicc. 1887) y cat. hexàmetre. Los ejemplos son abundantes: val. ‘milímetro‘, cat. mil·límetre:
“fer parar el automóvil en sec a dos milímetros de ahon…” (La Traca, 13 d’abril 1912, p.2)
Aunque el termómetro clínico lo inventó el ingles Thomas Clifford en 1870, la voz ya era popular en valenciano décadas antes: val. termómetro; cat. termòmetre (en catalán también se escribía ‘termómetro‘ antes del maquillaje nacionalista de los Jaume Massó, Pompeu Fabra…).
“llansols y saragüellets… a lo que pinta el termómetro” (El Tabalet, 1847, p. 151)
“el termómetro de la calor que sentim estos dies” (El Bou Solt, 1877, p. 115)
“termómetro” (Escrig: Dicc. 1887)
“el termómetro del meu cor” (Civera, Ricart: Tots d’un ventre, Alacant, 1888)
“yo crec que si el día de novios els posaren el termómetro als que se casen…” (Barchino, P.: El cuquet del carinyo, 1932, p.24)
“un fret… el termómetro hu afirma” (Llibret Foguera Alf. el Sabio, Alacant, 1932, p. 9)
CASTELLANO, VALENCIANO, PORTUGUÉS Y CATALÁN
A propósito del ‘pluviómetro’ y respecto a la relativa comprensión entre neolatinas peninsulares, conviene releer sosegadamente lo que escribió en Nápoles el humanista Juan de Valdés en el ‘Diálogo de la lengua’. Era el año 1535, y lo explicaba al obispo de San Marco, Coriolano Matirano y su sobrino:
«la lengua catalana diz que era antiguamente lemosina, que es agora lenguadoch; ase apurado tomando mucho del latín… tomando algo del francés puro y también del castellano y del italiano. La valenciana es tan conforme a la catalana que el que entiende la una entiende casi la otra, porque la principal diferencia consiste en la pronunciación, que se allega más al castellano, y assí es más intellegible al castellano que la catalana. La portuguesa tiene más del castellano que ninguna de las otras, tanto que la principal diferencia que, a mi parecer, se halla entre las dos lenguas es la pronunciación y la ortografía» (BNM, Ms. Diálogo de la lengua, 1535)
O sea, que en 1535 un valenciano «casi» entendía a un catalán, pero ese adverbio «casi» es significativo; de igual modo, decía, el castellano y portugués tenían la principal diferencia en la pronunciación. Y tenía razón Valdés, que explicaba este hermanamiento y comprensión entre las hijas del latín en contraste con la «lengua vizcaína… tan agena de todas las otras de Spaña, que los naturales della son entendidos poco ni mucho». La dificultad del ‘vizcaíno’ era un obsesión para Valdés, de ahí su razonamiento sobre la similitud entre neolatinas; pero la categoría entre ellas era idéntica: «la lengua castellana… en España se hablassen las otras quatro maneras de lenguas que oy se hablan como con la catalana, la valenciana, la portuguesa y la vizcaina» (Historias del idioma valenciano, 2003, p.15, Diálogo de la lengua, 1535)
El acercamiento entre valenciano y castellano, que era natural y no forzado, suponía y supone ser gran obstáculo para la actual implantación del catalán; hecho que enlaza con el susodicho suspenso a la alumna del ‘pluviómetro’. Lo curioso es que ni ella ni la tianuria fueron conscientes de que también era vocablo culto valenciano.
MÁS NEOLOGISMOS HOMÓGRAFOS EN VALENCIANO Y ESPAÑOL
En sus inicios, el vehículo de transporte con conductor se llamaba taxímetro, luego reducido a taxi; val. taxímetro, cat. taxímetre:
“en el carrer espera un taxímetro, y dins del taxímetro…” (Puig, F.: Pantomima, 1928, p.45)
“cuant marca el taxímetro” (Tallada, M.: Les Camareres, 1931, p. 5)
Del latín diamĕtrus surgió el cultismo val. diámetro, cat. diàmetre. En 1864, en el ‘Diccionari de la llengua catalana de Pere Labernia, considerablement aumentat y corretgit per una societat de literats, cultivadors de la llengua catalana, Barcelona 1864’, aún se recogía la morfología «diámetro«, no ‘diàmetre’; pero, en valenciano:
“diámetro” (Escrig: Dicc. 1887)
“¿quín diámetro tenen les…?” (La Chala, 17/ 03/ 1928, p.4)
El neologismo ‘cronómetro‘, que apareció como reloj de precisión en el 1700 para travesías marítimas, en val. se llama cronómetro, cat. cronòmetre. También en el susodicho dicc. catalan de Labernia (a. 1839) tenemos «cronómetro». Aún no habían inventado los Jaume Massó y Pompeu Fabra el galicismo ‘cronòmetre’, inspirado en el fr. chronomètre.
«cuánt de cronómetro vivient» (Valero, R. : Consolar al trist, Valencia, 1914, p.4)
Otro ejemplo de esta variada familia léxica de étimos griegos sería el val. quilómetro, kilómetro; distinto al cat. quilòmetre. El vocablo valenciano estaba arraigado en todo el Reino, de Castellón a Monóver:
“no tant. Si en dos kilómetros crech que…” (Niu d’abelles, 1876, p.147)
“kilómetro” (Escrig: Dicc. 1887)
“¿Cuants kilómetros ve a tindre?” (Escalante: Quintos, 1888, p. 26)
“dels quilómetros que…” (Semanari El Blua, Castelló, 21 febrer 1892, p.4)
“encara que vivim a kilómetro y…” (Martínez Ruiz: Canyisaes, Monóver, 1909, p. 100)
“15 kilómetros en dos dies” (Ivars, fray Andrés: Diari, 30 juliol 1936)
“de Campello… les cabres deuen tancar a dos quilómetros del poble” (El Tío Cuc, Alacant, 16 de maig 1936, p.4)
“el trenet de la Marina… tres o cuatre kilómetros ans de aplegar a la Vila…” (El Tio Cuc, nº 96, Alacant, 1916)
“quilómetro” (Fullana: Voc. 1921)
METRO El griego μέτρον, métron, fue étimo de numerosos derivados, incluido el que se adoptó como principal unidad de longitud en Francia en el año 1791; aunque la voz ya era usada con ligeros matices semánticos siglos antes, bien como medida de líquidos o medida del versificar:
“aquells cinch cafís de forment et cinch metros de vi” (DCVB, en doc. val. del ARV, any 1435)
“ab tal metro y dulçura” (Morlá, Pere; en 2º Cent. C. San Vicent, 1656)
“un metro y mig de percal” (Niu d’abelles, 1876, p.147)
“…pesetes el metro cuadrat” (El Cullerot, Alacant, 5 d’octubre 1884, p.4)
“li fique un metro de claus de ferraura” (Roig: El tesor, Gandia, 1884, p. 29)
“metro cúbich” (Escrig: Dicc. 1887)
“a tresents metros teníen una mina en…” (Gadea: Ensisam, 1891, p.537)
“tancá de canya… d´un metro d´alsá” (Pont, J. Bª: Terra d´horta, 1907, p.7)
“el teu nom en lletres de a metro de grans” (El Cullerot, Alacant, 4 de septembre 1897, p.3)
“¿Cuánta tela em pot entrar pera el cos, y qu´ixca falda? Hu medirem… en el metro” (Ferrando, J.: En Bunyol y de paella, 1903, p.11)
“una gran tirá de metros” (Martínez Ruiz: Canyisaes, Monóver, 1910, p. 140)
“li día un peó al atre: tú demana a sis duros el metro” (Canyisaes, Monóver, 1911, p. 180)
«a dos metros d’ella» (Añó, A.: Cor de tigre, 1914, p.3)
“cincuanta metros abaix” (Colom y Sales: ¡Peix d’ara viu!, 1915, p. 21)
“un metro… costará trenta sinc sentims” (El Tío Cuc, nº 147, Alacant, 1917)
“en segón terme dreta, y com a un metro del…” (Miralles, A.: Entre un peixcaor…, 1918, p.3)
“més de cuatre metros” (Gayano Lluch, Rafel: Ni a l´infern…, 1918, p.7)
“deu eixir un metro o dos” (Peris Celda: Terres malahides, 1919, p. 3)
“m´agarrá el bou y me tragué sis metros de melsa” (Soto Lluch: ¡Als bous de Castelló!, 1920, p.2)
“espere que agarre el metro… medixca be” (Gayano Lluch: ¡Agarrat, que ve la curva!, 1920, p.10)
“se la medix en un metro” (La Traca, Almanac, 1923, p.18)
“si no plou se cremará una traca de mil metros” (El Tio Cuc, 2ª ep., nº 55, Alacant, 1924, p.2)
“a un metro de la porta” (S. Galiana y G. Polo: Rusafa, Bolsería, 1928, p.15)
“de hui en avant te parlaré en el metro en la ma” (Meliá, F. :Pobrets, pero honraets, 1928, p.42)
“els que tenim barraca, els metros paguem ben cars” (Ferrer, L.: A la vora del riu Serpis, Gandía, 1932, p. 25)
“com de un metro de ample” (Barchino, P.: El cuquet del carinyo, 1932, p.2)
“m’aconsellá… un metro pera medir els…” (García, José Mª : En la nit de la plantá, 1933, p.13)
“a trenta dos metros sobre el nivell” (Llibret Foguera Pla-Hospital, Alacant, 1944)
Si desde aquel lejano 1535 viajara en el tiempo el humanista Juan de Valdes, y observara cómo se destruye el idioma valenciano y se persigue al español, no entendería nada; y servidor tampoco ¿Qué puede impulsar a la sociedad valenciana a rendirse ante la chusma de miserables y pretenciosos colaboracionistas del fascismo expansionista catalán? ¿Cómo puede tolerarse el adoctrinamiento desde la guardería para que formen a los robotizados catalanistas del autoodio? ¿Cómo pueden vivir de nuestro impuestos las tiasnurias y tiosmaneles a los que les entregamos la formación de nuestro niños? No sabría explicar tal degeneración Juan de Valdés al culto obispo Coriolano y a su sobrino. Aquí, con el Peluquins, Doña Croqueta, el Chuplacabres, la Fallera Cantimplora, el Ninot Municipardal y el rapero Hasél sigue la Danza de la Muerte social y el camino a la locura del enfrentamiento que, por desgracia, en España surge cíclicamente.