Al no tener todavía un ejército como el de Putin, el expansionismo catalán lo suple ocupando esferas de poder, y viven de ello. Tienen la Banca, con el Sabadell que deglutió a la corrupta CAM, mientras la Caixa se zampaba al Banco de Valencia, etc. Otra garra del anexionismo consiguió controlar totalmente la implantación del catalán en la Administración y Enseñanza. No tienen, repito, tanques putinescos; pero han conseguido que Valencia, topónimo de ciudad y territorio (detalle ignorado) sea progresivamente considerada apéndice de Cataluña. Nunca lo fuimos, y cuando en 1463 y 1648 las bandas de catalanes invadieron el Maestrazgo de Montesa, fueron vencidos y expulsados por el ejército valenciano. Estas confrontaciones no las verán en ningún texto de la Memoria Histórica de Mónica Oltra y Echenique, aunque sí en ‘Señeras valencians y pendones catalanes’ (Valencia, 1993, p.237).
La invasión catalana: ¿‘Sud’ y ‘Nord’?
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