Puede que alguna alma cándida aún no se haya enterado de que Puigdemont —con Junts, ERC, el caricato Baldoví de Compromís…— buscan que Cataluña devore hasta Orihuela. Emplean como medio la confusión idiomática generada por la AVL y la Universidad, donde los filólogos colaboracionistas prohíben el valenciano, salvo que coincida con el catalán del IEC.
En Bruselas, el nuevo cacique de España está satisfecho. Avanza el plan propuesto de implantar el catalán e inglés, eliminando el valenciano y español. En esta función de machacar al lector está la amoral prensa, sea Las Provincias o el Levante.