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‘Regles d’esquivar vocables’ y la Universidad de la Rioja

Publicado en: Articuls

Dialnet es un proyecto de Univ. de La Rioja que actúa como portal recopilador de artículos científicos, ensayos, tesis doctorales, etc. Su amplia cobertura convierte a Dialnet en una poderosa base de datos accesible en Internet. El rigor científico se les supone a los textos que acoge, aunque hay alguno del que disentimos cordialmente. Así sucede con ‘Paper vell, tinta digital. Mosèn Fenollar, un cas cotrovertit» (Quadern de les idees, Sabadell, Nº. 177), un escrito de un catalán defensor de la autenticidad de las ‘Regles d’esquivar vocables’, difundido por Dialnet y que sorprende por los insultantes términos, alejados de la racional disputa intelectual:

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«No es nada extraño, hoy, que la blaverada valenciana, obsesionada por el secesionismo lingüístico, considere la obra apócrifa, un invento moderno urdido por el Satanás catalanista.» (Mossèn Fenollar. Un cas controvertit. Dialnet, Universidad de la Rioja)

Aquí tenemos hasta tres afirmaciones temerarias:

A «la blaverada valenciana»

B «secesionismo lingüístico»

C «obra apócrifa, invento moderno urdido por el Satanás catalanista»

A La primera incorrección es el plural. No existe un poderoso colectivo o «blaverada», sino servidor (dejo la falsa modestia ante la necesidad de aclarar el embrollo). Hace años observé que una morfología del manuscrito ‘Regles d’esquivar vocables’, supuestamente acabado hacia el año 1492, era anacrónica, por emplear adjetivo suave. Aquella anomalía aparecía en la palabra condenada y, sorprendentemente, en la modélica o canónica a seguir. Otro detalle que señalaba un fraude era que los supuestos autores del manuscrito del siglo XV (Fenollar, Carbonell, Jeroni Pau…) usaban grafías distintas a las ofrecidas en el códice Carbonell. Para analizar las irregularidades me desplacé a Gerona y a su Archivo Capitular, donde el amable archivero Joan Villar me ofreció ayuda y me facilitó la tarea de estudiar el manuscrito.

Al cerciorarme de que lo sospechado era evidente, di a conocer el fraude en el Diario de Valencia (El canto del perejil, 27 / 01/ 2001). Por no repetir lo expuesto, si alguien de la Universidad de la Rioja está interesado, tiene el ensayo en este mismo lugar (Blog Ricart Garcia Moya: Regles d’esquivar vocables, 15/05/2015). Agradecería, si alguien desmiente algún dato de lo expuesto, que no se limitara a descalificaciones gratuitas sobre «la blaverada valenciana», sino que aportara con claridad en qué cometí error o descuido. Sería lo correcto y, por supuesto, reconoceré y rectificaré el lapsus.

B Respecto al secesionismo, es conocido que existe un proyecto del expansionismo catalán para ampliar hasta Murcia el territorio. Para tal fin se considera imprescindible lograr la unidad de la lengua, eufemismo que oculta la realidad de suplantar la lengua valenciana por la catalana. Cualquier interesado en saber quiénes diferenciaban una de otra lengua —que el expansionismo llamaría ‘secesionistas’— puede consultar las numerosas citas sobre este asunto. Allí encontrará desde el archiconocido fr. Antoni Canals (a.1395), a Cervantes, que destacaba la «lengua española» junto a «las melosas valenciana y portuguesa» (Cervantes: La gran sultana Doña Catalina de Oviedo. Madrid, 1614, v. 1560), mientras que a la catalana no la consideraba digna del más simple elogio: «diciéndoles en lengua catalana» (Quijote, II, 1615).

La enumeración de latinistas, gramáticos, novelistas, paleógrafos, eruditos y poetas es apabullante; y no sólo clásicos, sino modernos: Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Unamuno, Azorín, Valle-Inclán, Julio Casares, Rodríguez Adrados; p.ej.: «El catalán dejó de ser una lengua literaria, pasó a ser, fundamentalmente, una lengua para uso familiar, rural, local, de trabajo. En mayor medida, el vasco, el gallego y el valenciano…» (Francisco Rodríguez Adrados, de la Real Academia Española: ABC, viernes, 01/ 06/ 2001, p.3). También en la BNM, antes de las normas catalanizantes de fines del XX, no tenían dudas:

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Los rigurosos paleógrafos y archiveros de la BNM, cuando estaban libres de connotaciones lingüísticas de raíces geopolíticas, mantenían rigurosamente la consideración de idioma: «francés, latín, italiano, valenciano…» (Inventario General de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid, V, 1959, p.288)
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El erudito nacionalista Jaume Massó, con sus casi perfectos conocimientos del léxico medieval, fue el autor hacia el 1930 de las famosas ‘Regles’, y no Bernat Fenollar en 1492 .

C En mi opúsculo no señalo a un falsificador «Satanás catalanista», sino a un intelectual muy preparado y clave del expansionismo, junto a Prat de la Riba y Pompeu Fabra. El impulsor de la supuestamente considerada «primera Gramática Catalana» fue Jaume Massó. Desde su revista l’Avenç, aparte de fomentar la creencia en que la raza catalana1 era pura, aria y superior a la del resto de España, también destacaba la pureza y solera de su lengua; pero Massó, experto en léxico medieval, padecía auténtica obsesión por descubrir textos antiguos gramaticales o lexicográficos, de los que carecía el catalán. Así, pese a que el códice Carbonell había sido leído, analizado y catalogado su contenido desde hacía siglos hasta la última coma por eruditos renacentistas, barrocos, racionalistas y, modernamente, por los filólogos nacionalistas de L’Avenç, las ansiadas ‘Regles’ permanecían invisibles en el año 1900; y era desesperante para Massó, como revelan estas líneas en catalán del año 1890:

«Vosté me demana, amic Massó, escriure algunas ratllas… Las reglas gramaticals, la ortografia, la lingüística, en obras literarias son base, son elements principals. La llengua catalana per dissort no te encara cap de diccionari modern autorisat; sa ortografia es un camp perdut. Molts escriptors se guian amb el Torra y Lacavallería, altres segueixen an (sic) Ballot; no hi hà reglas fixas. Nosaltres, escriptors, girem y regirem las Crónicas, estudiem los autors antichs, recullim amb afany, en nostra terra estimada, mots, locucions, etimologías pera reconstituir nostra llengua catalana tant temps aletargada» (Carles Bosch: L’Avenç, 31 de gener 1891, pp.2,3)

Pese a la trepidante búsqueda de Jaume Massó y sus colegas de L’Avenç de textos ‘gramaticals’ del siglo XV, y pese a que el códice Carbonell era el más estudiado, copiado y vuelto a estudiar de los manuscritos medievales catalanes, las ‘Regles d’esquivar vocables’ aún no estaban escritas en los abundantes folios en blanco que quedaban intercalados en el citado códice.

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En 1932, cuando el poder expansionista había logrado introducir las catalanizadas Normes de Castelló, apareció triunfante el factótum Jaume Massó del IEC con sus Regles d’esquivar vocables,2 localizadas milagrosamente en un códice donde ningún investigador en cinco siglos las había visto jamás. Casualmente, muy casualmente, suponían un anticipo o coartada para las Regles o Normes de Castelló; es decir, un pacto lingüístico entre catalanes y valencianos en 1492, con el insólito reconocimiento de la unidad y supremacía de la lengua… ¡catalana!.

En fin, señores de Dialnet y la Universidad de la Rioja, antes de rehuir el debate sobre la autoría y autenticidad de las ‘Regles’, reduciendo el asunto a una ocurrencia de la «blaverada valenciana» en noche de juerga fallera, deben analizar qué se esconde tras la llamada «primera Gramática Catalana»; y luego, si encuentran falsedades o errores en lo escrito (no erratas, que las hay), pueden increparme lo que gusten. En mi Blog, con fecha 31 de mayo de 2015, tienen el ensayo para criticar con total libertad… pero aportando fuentes contrastadas y datos solventes. Sospecho que la respuesta de la Universidad de la Rioja se limitará al cómodo silencio.


1L’Avenç,31 de maig 1893, p.310.

2Aunque la foto de mi móvil es deficiente, la imagen muestra el Códice Carbonell sobre un atril del Archivo Capitular de Gerona. Reitero mi agradecimiento al amable archivero Joan Villar, tan eficiente como aquel buen amigo mío Sebastiá, del Fondo Antiguo de la Univ. Central de Barcelona, con el que hace 30 años compartí risas y legajos.


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