El 17 de febrero de 1859 entraba victorioso en Saigón el capitán valenciano Palanca con sus tropas. En 2024, el innato orgullo de los indómitos valencianos se ha manifestado con callejeros disturbios tras la derrota ante Las Palmas y, ¡ay, sinyor, quína vergonya!, en la puerta del “dictador Lim’ en Singapur. Satisfechos y sonrientes ante tan palurdo espectáculo, propio de otras latitudes, los inmersores que diariamente catalanizan a los niños valencianos en la escuela saben, sin ninguna duda, que los héroes de esta masa tragarán y callarán como putos borregos la repugnante tiranía que ejercen con la indolente población; plebe que sólo es valiente en ridículas patochadas de moros y cristianos, moixiganges (que aixina es día, y no la ‘muixeranga’ de merda), comiendo paellas, disparando tracas o fent el mardanot socarrant bous embolats o atres barbaritats que mos esmusen dasta’ls nyitols. Y deixe d’escriurer este panegíric als palleters de bramits, fum de bocha, cul en pompa y pancha en terra. Nemon a l’atre asunt.
Homenaje a los héroes valencianistas de Singapur
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