Hay varios centros de ESO y Bachillerato cercanos a mi vivienda, y en todos ellos enseñan catalán y catalanismo a calzón quitado, e incluso izan la cuatribarrada el 9 de Octubre. El adoctrinamiento es sórdido y taimado, con cómics y charlas donde la tendenciosidad está amenizada con bromas y humorismo propio del progre-fascio catalanista. A mi nieta le proyectaron un vídeo cuyo protagonista era “el rey catalán Jaime I”, soberano de “la Corona Catalana”, que conquistaba Valencia y enarbolaba sobre la ciudad la “bandera catalana”. Aquí no hay inspectores que asomen hocico y rebuznen contra la ignominia. En estas fechas cercanas a la Navidad ya están preparando el ‘cagatió’, tradición catalana que se introduce a los niños de 6 a 9 años. El dogma de que somos un apéndice de Cataluña se impone en todos los antros educativos, con el total beneplácito de la sibilina Inspección, esa especie de Inquisición que persigue a la profesora de Vinaroz por comentar que en la Corona de Aragón convivían tres grandes reinos: Aragón, Valencia, Mallorca y, como territorio menor, el Condado catalán, con el que tuvimos dos guerras defensivas en los siglos XV y el XVII ¿Cómo? ¿No lo sabían? Pues pregunten a los putos enseñantes que lo ocultan, bien por miedo, colaboracionismo o ignorancia. Por cierto, los ataques a Vinaroz motivaron la actuación de la valenciana Orden de Caballería de Montesa en 1462 y, en 1649, la de los Tercios del Reino, donde con picas y mosquetes vencieron a los expansionistas que saqueaban desde Vinaroz a Morella, hoy territorio enmerdado por el fascismo golpista.

El Golpe de Estado de Cataluña se extiende por el histórico Reino de Valencia, especialmente con la sustitución del valenciano por el catalán. Es su arma más poderosa, y aquí entran a saco en la trinchera valencianista los periódicos catalanes Levante e Información. Diariamente muerden nuestra morfología, léxico y sintaxis, con la subvención generosísima de la Generalitat del tío del peluquín y la Fallera Cantimplora. Daré un sólo ejemplo de la miseria de esta gente. Al inicio del otoño estuvieron publicitando en El Levante una oferta de “paraigua de València”, en catalán; pues el topónimo de la Ciudad y Reino es con -e- cerrada desde la Edad Media,y la tilde de vocal abierta sólo responde a su pronunciación en catalán, no valenciano. Respecto al español ‘paraguas’, si lo traducimos al valenciano será “paraigües” y, en catalán, ‘paraigua’. Estamos tratando de cómo la Enseñanza y la Prensa envenenan al ciudadano y persiguen, como en este caso, a una digna profesora de Vinaroz que exponía realidades irrefutables; pero, por lo visto, es algo horrendo decir a unos alumnos que vivimos en España, y que no somos catalanes. Es la misma gestapo idiomática que prohibe usar el valenciano ‘paraigües’, y margina a quien no usa el catalán ‘paraigua’. Repito que es un ejemplo entre millares para analizar el modus operandi de esta gentuza que presume de defender la “dignidad del valenciano”. En realidad son deleznables asesinos del idioma.
El valenciano paraigües pertenece a los sustantivos llamados pluralia tantum, que sólo presentan morfología plural aunque se refieran a un singular. Es un neologismo, pues el utensilio de varillas flexibles y tela impermeable sólo se populariza en España por el 1850, y desde su nacimiento lo tenemos documentado:
“paraigües” (Escrig: Dicc. 1851)
“el paraigües: paraguas” (Rosanes: Voc. 1864)
“trau el paraigües” (Millás: Ni rey, ni caball, ni sota, 1874)
“porta alguns paraigües baix el bras” (Torromé: Les choyes, 1874)
“dur paraigües” (El Pare Mulet, 1877)
“el paraigües” (Burguet: ¿Ahon está el lladre?, 1880)
“¿vols un paraigües?” (Millá: Cascarrabies, 1889)
“de tot tinc encara: manta, gorra, paraigües” (Canyisaes, Monóver, 1908)
“¡dónam el paraigües!, ¿n’hian paraigües pera tots?” (Sanmartín: Jagants y nanos, 1895)
“tragué una funda de seda de paraigües” (La Traca, 25 de maig 1912)
“podem pasar baix del paraigües” (Hern. Casajuana: La oroneta de plata, 1914)
“el paraigües y una bona femellota son…” (Almanac de La Traca, 1914)
“Palmitos, bastons y paraigües” (Martí: El organiste de Sollana, 1915)
“agarra el paraigües” (Virosque, A.: Un cambi d´habitasió, 1917)
“un paraigües. Sempre hiá tormenta” (Peris: Nelo Bacora, 1918)
“li ha pasat com als paraigües” (Sanmartín, R.: La III Volta a Valensia, 1926)
“tórnam el paraigües que…” (La Chala, 24 d’abril 1926)
“d’un tros de tela del paraigües d’anar a peixcar” (Barchino, P.: ¡La Caraba!, 1926)
“paraigües que hia en el…” (La Chala, 12 de juny 1926)
“pronte’l paraigües, / qu’encá plou sobre banyat” (La Cotorra Fallera, març 1949)
“paraigües que du” (Llibret Foguera San Fernando, Alacant, 1955)
En fin, nuestro total apoyo a la profesora que ha sido víctima de los colaboracionistas en Vinaroz. Este tipo de gentuza de extrema derecha, quinta columna de la expansión catalana en el Reino de Valencia, son de la misma ganadería que los maestros y sindicalistas que atacaron y escupieron impunemente a Cristina Seguí, a lo que siguió el terrorífico silencio de la prensa cómplice (y de muladares como la academia de catalán À Punt). Aquí se aplaude que se queme la Real Señera o la bandera de España, o limpiarse los mocos con ella (como hizo el bufón de Don Piso Wyoming) Esto no puede continuar ¿Hasta cuándo tenemos que aguantar estas agresiones y ofensas continuas? El lavado de cerebro de las masas puede llevar a un pueblo a extremos de crueldad criminal y persecución del contrario ideológico o religioso, como ha sucedido en Pakistán, donde las masas exigían pena de muerte a la joven que, supuestamente, blasfemó contra Mahoma. Y, lo peor, no esperamos otra reacción que el silencio del fascismo catalanista ante estos hechos, sea el ataque a la profesora de Vinaroz, a la periodista Cristina Seguí o la indefensa cristiana de Paquistán.
La persecución del oponente cultural o político tiene un límite ¿Quieren volver al 1936? Todo es una farsa. Así, el obeso teatrero Ábalos visita el “paredón de Paterna” ¿Por qué no recorre los lugares donde se torturaron y asesinaron a intelectuales como Andrés Ivars de Benisa? La sociedad, anestesiada y embrutecida por infames cadenas de TV en poder de catalanes y catalanistas, sigue tolerando la destrucción de España, pero todo tiene un límite. La Resistencia, aunque debilitada, sigue viva.