Allí estaban, envalentonados, vociferantes, arrastrando su apestosa roña amoral por las calles de una Valencia indolente, descoyuntada e indefensa. Fingiendo ser héroes, la chusma de hijos de la inmersión, funcionarios, traductores, tiasnurias y tiosquim, asesores, maestros, religiosos de Saó, profesores, académicos, políticos caracemento y la legión de sanguijuelas que viven, o esperan hacerlo, de la catalanización a costa del pasmado contribuyente, se mostraban beligerantes: ¿se enfrentaban a las bayonetas de la División Azul, a los subfusiles de los Boinas verdes de John Wayne, a las ballestas del Centenar de la Ploma…? Frente a ellos sólo estaba la acorazada mediática de su intendencia: los fieles, complacientes y exultantes periodistas del Régimen, los del catalán Levante, los babosos de À Punt, bacilos de lepra catalanista, los de la TV3, los pichafloja de Las Provincias…
He convivido toda mi vida con profesionales del postureo progre, como vosotros, seguidores sumisos del poder y ávidos de subvención. A ver, chulos de claustro de profesores y adoratrices de la Santa Inmersión, ¿qué es eso de “independència’? Vuestra independencia es de teatro del absurdo. Buscando subvención y aplauso de los vuestros, perdéis el trasero para salir con la pancarta en el ‘Levante’ o À Punt; e, indignamente, aceptáis o divulgáis mapas donde el Reino de Valencia aparece devorado por la Gran Cataluña de Prat de la Riba (léase Paísos Catalans). No queréis pertenecer a España, ni a una Valencia independiente, pero sí pertenecer a la miserable, vil y fascista Cataluña que, sin consultarnos democráticamente, nos considera parte de ella, lo mismo que la Alemania del III Reig planificó la anexión de territorios vecinos.
Carcomas del valencianismo, odiáis la Real Senyera medieval. Odiabais el azul, hasta que los catalanes adoptaron el azul con la estrella y, aborregamente la consideráis vuestra. ¡Qué asco! Odiáis el idioma valenciano, odiáis a la Real Senyera, odiáis al histórico título de Reino…! Odiáis también el idioma español, usando el inglés y el catalán en esas pancartas colaboracionistas del fascismo expansionista catalán. ¡Qué asco me dais! Os comportáis como los castellanistas del siglo XVIII o los afrancesados del 1810. En tiempos del franquismo conocí a miembros de ETA y, también, a alguna de sus víctimas. Tenián más nobleza y honestidad que vosotros, escoria del repugnante catalanismo expansionista. ¡Y los más dramático es que, desde la guardería, tenéis a los niños bajo vuestra bota inmersionista, gracias a los indignos gobiernos del acartonado Lerma, los PP de Zaplana y Rita, el actual circo del Peluquín, la Fallera Cantimplora y el Ninot articulat del Ajuntament! ¡Vaya mierda de independentistas esclavos de Cataluña!. Sois monigotes de escoria ideológica. Hemos regresado a una dictadura del nacionalismo cuartelero de progres subvencionados que coartan la libertad de quien no se catalaniza. Desaparecido el fascismo, comunismo, nazismo y franquismo, por un eructo de la burguesía barcelonina ha surgido el mohoso catalanismo que nos apesta. ¡Vaya independentistas de mierda!.