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El valenciano ‘fer el pentalfa’

Publicado en: Articuls

pentalfaEn la primera mitad del siglo XX el idioma valenciano siguió creando léxico, morfología, frases hechas, locuciones y modismos que, al pasar los años, se diluyeron en la confusión de la memoria colectiva. A esta pérdida contribuyó y contribuye una entidad foránea, el Institut d’Estudis Catalans, que limita, coarta, prohíbe o altera lo que pudiera suponer un peligro a la política de destrucción del valenciano e imposición del catalán. En fin, en los años 50 del pasado siglo se podía escuchar:

Hui anirem mosatros a fer el pentalfa en la placha’

Al no estar recogida la frase ‘fer el pentalfa’ en ningún diccionario (yo la he incluido ahora en el DHIVAM 2022), la mayoría de valencianos desconoce su curioso origen. Se denomina pentalfa a la figura geométrica que contiene cinco letras alpha mayúsculas, aparte de un sinfín de derivados matemáticos del número áureo, serie de Fibonacci y demás curiosidades que no influyeron en el nacimiento de la expresión valenciana. El diseño de la pentalfa tiene milenios de existencia y en culturas no europeas, como la mesopotámica, pero fue una publicación naturista llamada Pentalfa la que inspiró el modismo en lengua valenciana. Suponemos que los creadores del semanario y de la organización paralela pensaron que la estrella de cinco puntas, la utilizada por Leonardo da Vinci para analizar las proporciones humanas, era buena cabecera para una publicación defensora de la vida al aire libre y sin tapujos. Los socios solían acudir desnudos a las reuniones que celebraban, bodas, banquetes, deporte en la playa, etc.

pentalfa-1932
Ilustración de la revista Pentalfa en 1932, con una naturista que recibía las benéficas radiaciones solares. Publicada entre 1930 y 1937, defendía la sana alimentación, el deporte y la libertad que suponía el naturismo corporal.

Entre estas actividades se valoraba mucho el recibir los beneficios de la luz solar. Para que fuera más efectiva la recibían completamente desnudos y en una posición que, los valencianos bromistas, relacionaron con el título de Pentalfa, donde los extremos o vértices de la estrella serían la cabeza, manos y pies. En el Reino era costumbre aprovechar el terrat’ (terrado o terraza del edificio), para tomar el sol, aunque algún naturista que suponía que nadie le observaba, se quedara como Adán. La posición relajada de brazos y piernas abiertas era lo que, irónicamente, propició la frase de “fer el pentalfa”, aludiendo a un hombre que para péndre el sol, fa el pentalfa en lo terrat/ sinse pensar que en un atre / esta miranlo hasta el gat(El Chisme Fallero, 8 juny 1935, p.3)

Hubo más derivados de esta revista que, en sus páginas, mostraba jóvenes deportistas musculosos de ambos sexos, origen de ser pentalfiste, pentalfista. Así, en la conversación entre dos veinteañeras, una comenta que es “primeta com l’abaecho”; la otra, menos esquelética, dice: “yo estic masa pentalfista” (Sendín, A.: Ella, l´atra…, 1934, p.7).

Curiosamente, mientras que la cabecera de la revista y los benéficos rayos de sol originaron la frase fer el pentalfa’, las supuestamente nocivas emanaciones de la luna de Valencia motivaron el modismo ‘Quedarse a la Luna de Valencia’ hacia el 1450, en una compleja y enrevesada historia gestada por rocambolescos humanistas franceses e italianos, —especialmente el intrigante benedictino Teófil Folengo, (Mantua, 1491)—, que ya publiqué hace años (‘Las Provincias’, 18/ 10/ 010).


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