Las raíces del expansionismo idiomático, que buscaba dar impulso a la ampliación de Cataluña hasta la Vereda del Reino en Orihuela, nacieron hace siglos. Aprovechaban hasta la ligereza en el tratamiento e interpretación de la obra de March, producto de la escasa preparación y conocimiento del valenciano trovadoresco de copistas y traductores. Así, Juan de Resa, autor del vocabulario de las obras de Ausias, reconocía que no dominaba el valenciano del Renacimiento, y mucho menos el del siglo anterior: «aunque puse no pequeña diligencia en me informar de los naturales de aquella lengua de lo que yo no supe». Resa fue capellán de Felipe II en el Escorial, donde se custodiaban los tres manuscritos de poemas de March desaparecidos en el incendio de 1671. Así, humildemente, reconocía Joan de Resa sus carencias en la edición del año 1555:
Ausias March y la fauna lemosinista
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