La extrema derecha, camuflada de progresista, comunista, socialista, catalanista, altruista y demás -istas posibles, convierte en gracia ingeniosa lo que es ofensivo a la dignidad del ser humano. Así, cuando Echenique canta la copla de “…la minga, Dominga’, las feministas podemitas que le rodean aplauden frenéticamente, incluido Pablo Iglesias. Tienen bula. Son nuestros mentores y sólo toleran tales bajezas a los suyos. Son la casta equivalente a la nobleza del siglo XVII o la eclesial de siempre. La vileza de esta gentuza sube un grado con los llamados colaboracionistas, es decir, pavos de la intelectualidad cuya labor es aniquilar el valenciano y, progresivamente, el español. Erosionan Valencia y nos degradan a colonia catalana. Igual que Echeminga, los catalanistas expresan lo que piensan de las mujeres cuando el alcohol desata la lengua:
La mujer, como el cerdo, toda se aprovecha, hasta las pezuñas
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